Análisis

fernando faces Santelmo Business School

Falsas expectativas de los bancos centrales

Desde principios de año vengo insistiendo reiteradamente que la transitoriedad de la inflación defendida por los bancos centrales no es real o en todo caso altamente improbable. En un artículo en este mismo medio del 15 de mayo comentaba qué la explosión de la de la demanda embalsada sobre una oferta mermada y la ruptura de la cadena de suministro provocarían un proceso de reasignación y reestructuración de las cadenas de suministro globales y graves problemas de abastecimiento y aumento de costes y precios durante un tiempo prolongado. La semana pasada el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, ha cambiado de opinión sobre la hasta ahora defendida transitoriedad de la inflación declarando que la inflación está siendo más profunda y prolongada de lo que la Fed esperaba, en un claro aviso de que la retirada de liquidez y la posterior subida de tipos de interés están mas próximas. Desde el BCE su presidenta, Christine Lagarde, sigue defendiendo la transitoriedad de la inflación y la conveniencia de no precipitarse en la retirada de liquidez y subida de los tipos de interés.

Aunque el gobernador del Banco de España oficialmente sigue defendiendo la transitoriedad de la inflación, en uno de los recuadros del último Informe Trimestral del Banco de España queda en evidencia que el impacto de la ruptura de las cadenas de suministro será muy significativo en los precios y en la producción y que permanecerá hasta finales de 2022 o inicio de 2023.El impacto negativo sobre el PIB será del 0,3% en 2021 y del -0,9% en 2022, por un total de 13.500 millones de euros. Una tercera parte del impacto sobre los precios será consecuencia de la ruptura de la cadena de suministro global. El mayor impacto se producirá en el primer semestre de 2022 y será heterogéneo entre sectores. El más impactado está siendo el sector del automóvil que representa un 10% del PIB, y que está absorbiendo casi el 50% . En una reciente encuesta a empresas industriales, el 87% de ellas estima que el impacto se alargará hasta 2023. La transitoriedad será, por lo tanto, suficientemente alargada como para qué pueda causar efectos permanentes. El gran problema a corto plazo es que los efectos de segunda ronda o espiral precios-salarios empiecen a funcionar. Debemos de tener en cuenta que las pensiones se han vuelto a indexar al IPC y que estamos teniendo un final de año caliente para la negociación de los próximos convenios en los que se pretenderá, por todos los medios, no perder poder adquisitivo. Con subidas de precios no vistos en los últimos 30 años va a ser difícil que no se produzcan los efectos de segunda ronda precios-salarios , así como el anclaje de las expectativas de inflación. Si esto fuera así tendríamos problemas: inflación estructural, declive de la recuperación económica y riesgo de estanflación. Un escenario que es evitable si aciertan los bancos centrales, si los agentes económicos son prudentes en la negociación salarial y si coincidiendo con la recepción de los fondos del Next Generation acometemos las reformas estructurales orientadas al incremento de la productividad ,a la competitividad y modernización , y a la sostenibilidad y resiliencia del sistema productivo.

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