Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
AR matinal
Amanece un día que debiera ser de fiesta grande, de fiesta celebrada con sinceridad por su significado de punto de partida para una democracia consolidada. Día de la Constitución, esa carta que impulsó a España hacia una modernidad que nos redimía de forma definitiva de aquella larga noche de cuarenta años de dictadura. Este 6 de diciembre de un bisiesto que pasará a la historia teñido de negro luto se sigue celebrando la Constitución, pero ya no es un festejo de consenso sino algo asaeteado por una de las muchas Españas surgidas de la mente aviesa de mandarines que andan dividiendo en el intento de destrozar un pobre país al que sólo le queda el nombre. Por todo eso, hoy amanece más con añoranza que con la alegría de conmemorar aquel punto de partida que tanto ilusionó a este pobre pueblo.
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