Cuando las barbas del vecino...

Veintisiete minutos caminando es lo que distancia el estadio de la Cartuja del abrevadero más cercano. Es la sentencia de un bético que se halla alarmado por la dificultad de vivir la previa de cada partido del Betis en su próxima casa. Sin duda, la aseveración debe ser excelentemente rigurosa, pues ya se sabe cómo afronta el aficionado los prolegómenos de un partido de su equipo. Sin duda, uno de los obstáculos que se teme orlen la próxima ubicación del Real Betis Balompié y, por supuesto, no estamos ante uno de los menos importantes.

Y a pesar de la importancia del asunto, el más trascendental es el temor a que esa cálida comunión existente entre grada y equipo en Heliópolis sufra un menoscabo. Y todo esto puede ser debido a la incomodidad que crean las dificultades. Dificultades indudables como la de acceder al recinto desde la ciudad. Cierto es que las incomodidades van socavando los afectos y procede a Don Quien Corresponda tomar medidas para que ese nivel de dificultades que es llegar con comodidad al lugar de autos se aminore.

Son estas cuestiones las que más preocupan al bético, sobre todo cuando está viendo de qué forma se anda renovando el equipo. Tras la bondad de esta planificación surge la cruz de la temida incomodidad que mengüe la conexión del beticismo con el equipo. Otro dato para el miedo está en las penalidades que está pasando el colosal Barça para reabrir el Camp Nou. Y cuando las barbas del vecino...