La réplica de Sánchez Llibre
Desigual pelea tras la sustitución de Abde
Fue bonito mientras duró y lo que duró fue el tiempo que estuvo en el campo Abde. Con el marroquí tenía el Betis salida en ataque y aparte de todo, que fue el que puso la final de cara cuando aún no se había roto a sudar. ¿Y tan decisiva fue su actuación como para marcar el alfa y el omega del partido? Pues sí, ya que su sustitución en el minuto 53 no pudo ser más desafortunada. Lo suplió Jesús y en este partido pudo comprobarse la diferencia entre hombres y niños. Tres faltas de energía en la presión fueron los orígenes de los tres primeros goles londinenses, los orígenes de una debacle que el Betis no merecía sufrir hasta ese momento.
Fue un partido de esos en los que parece que el campo está volcado hacia una de las porterías y si en el primer tiempo era el Betis quien llevaba el pulso del partido, tras el descanso y particularmente desde el nefasto minuto 53 iban a torcerse las cosas hasta derivar en un marcador absolutamente desproporcionado. La cruz de la moneda se le apareció al Betis hasta el punto de olvidarse cómo había competido en un primer tiempo modélico.
Pero arrasado a través de un segundo tiempo manifiestamente superado física y técnicamente, un resultado tan concluyente no hace justicia con lo ocurrido, pero es que en este juego llamado fútbol el físico es decisivo. Como decisivo es que en una pelea luche un hombre contra un niño y eso ocurrió a partir de la desafortunada sustitución de Abde. Otra vez será.
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