La ventana
Luis Carlos Peris
El genio se deja querer
Momentos exige la vida en los que resulta importante una inyección de optimismo. Tiempos de penurias que complican el ritmo neuronal y al que un chute optimista igual le viene que el agua a los garbanzos. Anda el Sevilla por una de esas tesituras cíclicas en las que el bajón es lo que manda en el ánimo y bueno es que alguien llegue para desactivarlo y poner el ánimo en disposición de afrontar lo que trae el día. Y tras aquello de Antonio Cordón sobre el elefante arrodillado, el optimismo que irradia Gabriel Suazo es muy digno de tener en cuenta.
Promete el chileno sacrificarse para que ese gran club que es el Sevilla vuelva al que debe ser su estatus normal. Tanta penuria como dejaron estos dos últimos cursos no conducen a nada que merezca la pena. Es momento para darle un papirotazo a la depresión y tanto las promesas de Cordón como las que ahora anuncia otro recién llegado se antojan fundamentales para huir del marasmo.
Son pensamientos en voz alta que tanto lo de Cordón desvelando que ni a imaginar la cantidad de futbolistas que quieren venir a Nervión como la consideración de sueño cumplido como Suazo cataloga su venida deben ser piedras fundamentales con las que solidificar un edificio que se antojaba en tenguerengue. Es un magnífico generador de optimismo Antonio Cordón y una promesa de buen rollo la que se prevé con el chileno. Sólo falta que no sea el sueño de una noche de verano.
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