El parqué
El mercado se recupera
Como cada 28 de agosto doblarán las campanas de Linares y se guardará un espeso minuto de silencio al acabar el paseíllo. Este día es uno de esos remarcados en negro luto por la muerte del torero más importante en una época de negruras y estrecheces. El 28 de agosto, un toro de Miura se llevó por delante la femoral de la gran figura del momento y de una infinidad de momentos. Manolete fue el personaje que palió en gran medida las penurias de la posguerra más incivil perpetrada por el género humano y para ver torear a Manolete hubo quienes empeñaron hasta los colchones. Ocho años tan sólo fue lo que duró la carrera del cordobés, pero bien sabe el mundo la eficacia de su tirón taquillero. Y en este día de hace setentaiocho años, un hijo de la vaca Islera acabó con el torero para que naciese la leyenda. Hoy, bajo el tañido a duelo de sus campanas, Linares renueva el homenaje a Manuel Laureano Rodríguez Sánchez y todo el toreo rememora la figura del hombre que palió los dolores de un tiempo negro.
También te puede interesar
Lo último