El mejor cardenal de Sevilla

No tengo suficientes conocimientos de la Historia de la Iglesia de Sevilla como para decir que Don Carlos Amigo ha sido el mejor de los Cardenales que lo han sido en nuestra tierra. Pero sí creo que puedo decir que ha sido el mejor Arzobispo y mejor Cardenal que pudimos tener en Sevilla en la época en que lo disfrutamos. Porque creo que hay que decirlo así: en Sevilla hemos tenido la suerte de disfrutar de un Padre de la Iglesia que ya hubieran querido para sí muchas metrópolis del mundo católico.

Monseñor Amigo tomó posesión como Arzobispo de Sevilla el 22 de mayo de 1982. Justamente el día después, 23 de mayo, el PSOE ganaba abrumadoramente las primeras elecciones autonómicas de Andalucía: llegó a Sevilla, pues, en el momento en que en España se abría una nueva etapa histórica: el 28 de octubre de 1982, en efecto, el PSOE ganó de calle las elecciones generales. Las relaciones entre la Iglesia y los poderes públicos habrían de ser reordenadas, en consecuencia.

Puedo afirmar que dichas relaciones entre Iglesia y poderes públicos fueron más fáciles, en Sevilla y en Andalucía, gracias a Monseñor Amigo y a su manera de ser y de estar. Por ejemplo, en los tiempos en que Monseñor Amigo era el máximo representante de la Iglesia en Andalucía y siendo yo presidente de la Junta, se llegó a la firma del primer convenio entre la Iglesia y una Comunidad Autónoma de España para mejorar la protección de los bienes culturales gestionados por la Iglesia, acuerdo en el que fueron muy importantes las actuaciones del Obispo Infantes Florido y el Canónigo Nieto Cumplido, ambos de la diócesis de Córdoba. Por otra parte, en 1989, se llegó, con permiso de Roma, al Acuerdo de Cesión del Palacio de San Telmo a la Junta de Andalucía, tras un largo proceso de negociaciones y a pesar de la actitud contraria de una parte del Cabildo de la Catedral de Sevilla y de ciertos sectores retardatarios de la ciudad.

Ambos acuerdos siguen vigentes, y han producido resultados beneficiosos para las partes firmantes durante más de 30 años.

Monseñor Amigo se preocupó de entender a Sevilla y los sevillanos, por un lado, y procuró darle a la comunidad bajo su tutela una mayor apertura de puntos de vista, más acompasada a la evolución de la sociedad contemporánea, por otra parte. Por ejemplo, fue el impulsor de la posibilidad de que las mujeres pudieran salir en los desfiles procesionales, extendiendo ese criterio a todas las hermandades y cofradías.

Finalmente, era una persona capaz de tener gestos y detalles personales para con los demás. A mí, por ejemplo, me invitó a presidir la representación civil en la Procesión del Corpus de Sevilla, en 1987, uno de los días más felices de mi vida para mí y para mi familia.

¡Gloria eterna a Don Carlos Amigo Vallejo, Cardenal de Sevilla!