La ventana
Luis Carlos Peris
Y, además, en San Gil
Dentro del progresivo destrozo que de las instituciones está perpetrando el sanchismo queda una imagen para lo más lamentable de esta impresentable historia. Es la del fiscal general del Estado ahora me quito la toga y ahora me la pongo. Como sabemos sobradamente, el escándalo de mañana tapa al de hoy y así sucesivamente, pero el quita y pon de un símbolo tan respetable como el de togas y puñetas de sus señorías ya rompe todos los pronósticos en cuanto a desafueros. Que estoy sentado junto a los juzgadores, pues me pongo el uniforme de togado; que me toca ser interrogado en el siempre presuntamente infamante banquillo, pues me despojo de tan respetable impedimenta y así sucesivamente. Y en esta carrera de desafueros ya está en el primer puesto de la tabla la decisión de todo un fiscal general del Estado yendo y viniendo del caño al coro vestido según procedía. Qué estropicio, qué forma de destrozar el sistema, ¿hasta cuándo estos despropósitos?, ¿cómo acabará este descalzaperros? Horror.
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