El parqué
Continúan los máximos
Vuelve el Betis tres años después a la Bulgaria profunda, justamente a la ciudad de Razgrad, cerca de la frontera con Rumania. Aquella vez le ganó al Ludogorets con gol de Nabil Fekir y de entonces únicamente queda a las órdenes de Pellegrini el polivalente Aitor Ruibal. O sea, que este Betis, ya tan acostumbrado a las aventuras continentales, sabe a dónde va y cuáles son los obstáculos que puede encontrarse en pos de hacer bueno el empate en casa con los ingleses del Forest. Si importancia se le dio hace una semana al toque de calidad de Antony para no perder, ahora es mayor dicha importancia.
Ganar en el Ludogorest Arena esta tarde significaría una inyección de optimismo con vistas al deseado objetivo de estar entre los ocho primeros para, de esa forma, quitarse de encima la eliminatoria añadida que ofrece el visado para la fase de todo a una carta.
Aparentemente es el Betis quien parte de favorito, pero no olvidemos que el rival ganó la semana pasada en Malmoe y que es, casi por decreto, el habitual campeón de la Liga búlgara. Aparte de eso, las bajas en el corazón de la defensa son preocupantes y no digamos de la vulnerabilidad que presenta por su flanco izquierdo. Es esa la asignatura que no se aprobó en la ventana estival y asunto que priva de observar al Betis como favorito para hacerse con esta cita de hoy. Y a la espera de qué rotaciones ordena Pellegrini, el recuerdo de aquel triunfo de 27 de octubre de 2022 invita a ver un panorama favorable.
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