Azul Klein

Charo Ramos

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Adiós al Arqueológico

De los padres que enseñaban el domingo los secretos de la Diana de Itálica a sus hijos depende el futuro del museo

Las representaciones del cariño de una pareja no eran frecuentes en la estatuaria romana peninsular y ese es uno de los motivos que convierte en una joya arqueológica a los esposos labrados en caliza que estrechan sus manos en la escultura funeraria hallada en Orippo (la actual Dos Hermanas). El "matrimonio de Orippo" es la última pieza del Arqueológico de Sevilla a la que dije adiós este domingo junto a su directora, Marisol Gil de los Reyes. El museo cerró sus puertas en la Plaza de América por un mínimo de tres años para la reforma integral que ha de llevarlo de la obsolescencia al siglo XXI. Numerosos sevillanos, investigadores, conservadores de otros centros, y por supuesto, los amigos de la Legio I Vernácula de la Colección Museográfica de Gilena, que se disfrazaron de íberos y romanos para deleite de los visitantes, se sumaron a la jornada de puertas abiertas. En algunas salas podían verse las cajas que se usarán para el embalaje y transporte de un millón de bienes al centro logístico de La Rinconada, que almacenará el contenido del Arqueológico mientras dura su reforma por el estudio de Guillermo Vázquez Consuegra. Pese a que los hitos se expondrán temporalmente en la Sala Santa Inés entre 2021 y 2022, y a que todo parece estar milimétricamente analizado, medido y calculado, la sensación de incertidumbre nos alcanza porque quien ha hecho obras en casa alguna vez sabe que los plazos y los presupuestos nunca son los que se calcularon inicialmente y que las previsiones siempre se quedan cortas. Y la salida del ministerio de Cultura de José Guirao, cuya "lealtad" y "compromiso institucional" con el proyecto del Arqueológico ha elogiado sin titubeos la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, arroja dudas sobre la implicación del Estado en una reforma a la que deberá destinar 23 millones de euros de los presupuestos generales. Eclipsados a veces por el brillo del tesoro del Carambolo, son muchos otros los hallazgos del Arqueológico de Sevilla sin rival en España y sólo el Arqueológico Nacional, donde se exhiben además piezas como los Candelabros tartésicos de Lebrija que deberían estar aquí, puede hacer sombra a un conjunto que si se expusiera con excelencia museográfica sería un éxito de visitas, como ocurre con el remozado Arqueológico de Nápoles, que es mucho más que el Hércules Farnesio. Escuchar a los niños referirse a teselas, lucernarios y diosas fenicias frente a las últimas piezas expuestas en el Arqueológico no tuvo precio. Los sevillanos a veces ignoran el patrimonio que atesoran pero cuando sí lo saben, como esos padres que enseñaban a sus hijos los secretos de Munigua o de la Diana cazadora de Itálica, están haciendo mucho más por el futuro de su ciudad que tantas promesas electorales que no siempre se concretan. Madrid tiene que cumplir su parte.

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