Hace unas semanas ponía en valor un concepto, siguiendo la estela del Ayuntamiento de Sevilla con la idea de culturear en Sevilla, y era otra idea basada en el contacto con la Naturaleza, naturear. Naturear en Sevilla es disfrutar de su medio natural. Tenemos una ciudad en la que hay muchas formas de naturear. En 2006, publicamos el libro Calles aladas. Las aves de la ciudad de Sevilla y su entorno. El título alude a que las calles de nuestra ciudad son calles aladas. Si miramos nuestros cielos, en cualquier época del año y a cualquier hora del día, vemos aves volando sobre la ciudad. También podemos observar una alta diversidad si visitamos los parques, así como nuestras calles y avenidas arboladas. Los pájaros son parte de la biofilia de Sevilla. Podemos disfrutar de nuestras sevillanas calles aladas no solo con la visión de las aves, sino también escuchando sus cantos y sonidos. Las aves cruzan nuestras calles y se posan en los miles de árboles de Sevilla y podemos observarlas. Los petirrojos constituyen un atractivo de nuestros jardines en invierno. Los gorriones nos rodean, me temo que hambrientos, y nos arropan con sus bulliciosos y variados cantos. Son una alegría permanente de nuestros espacios urbanos y deberíamos estudiar por qué sus poblaciones decaen. Los variados cantos de los mirlos nos acompañan desde el inicio del día. Verdecillos, jilgueros y herrerillos se pueden ver y oír en parques y calles. Es muy recomendable la obra Descubre las aves por sus cantos, de SEO/BirdLife y la Fundación BBVA.

En el libro Calles Aladas, pueden encontrar itinerarios ornitológicos en los magníficos parques sevillanos. La lavandera blanca, especie invernante, es posible verla en sus dormideros de Nervión y en espacios abiertos de parques. El canto lastimero de la tórtola turca se oye desde el inicio de la mañana. Los dormideros de aves de Sevilla son todo un espectáculo. Es impresionante la entrada en dormideros de los estorninos, por ejemplo, en las encinas de la Plaza de Cuba. Uno de los espectáculos más bellos de Sevilla es la entrada de las cotorras de Kramer en el dormidero de la Avenida de la Borbolla, junto a Capitanía General, una nube verde que cubre la avenida al inicio de la noche. Todo un espectáculo para todos los públicos. El cielo de Sevilla en verano se llena de aviones a media altura y vencejos a mayor altura, en algunos sitios acompañados de golondrinas a nivel más bajo. Los gritos en vuelo de los vencejos, silbidos en corros, es música estival sevillana. Y la noche, siempre la noche cálida de nuestra ciudad. Los cernícalos en la Catedral observados desde la Plaza de la Virgen de los Reyes por la noche. Esperar el silbido ululante del cárabo en algunas plazas de Sevilla. Lechuzas silbantes, también autillos melancólicos o mochuelos quizás lastimeros, apreciables en Heliópolis, Tardón o Plaza del Cristo de Burgos. Las aves de Sevilla nos invitan a naturear en nuestra ciudad.