RECUERDO perfectamente aquel partido de Alemania, en Fráncfort, ante el Mainz 05. No habíamos comenzado muy bien en la Liga y, tras empatar a cero en casa en la ida de la primera ronda de la UEFA, no nos podíamos permitir caer eliminados contra un equipo que era sin duda inferior al nuestro. Aquel encuentro me marcó de veras porque logré mis dos primeros goles y de alguna manera inicié una historia maravillosa de fútbol y conquistas que jamás pude imaginar, con siete años inolvidables en Sevilla, una ciudad de la que me siento y sentiré parte para siempre.

Aquel partido que nos lanzó en la carrera hacia la gloria de Eindhoven, se disputó en septiembre de 2005. Han pasado casi siete años -¡cómo pasa el tiempo!- y volvemos a tener una cita trascendental. En esta ocasión no está en juego seguir adelante en Europa, no, para nada. Este 25 de septiembre, en concreto, nos jugamos mucho más. Se trata de ganarle un pulso al lastre de la pobreza que atenaza el futuro de los niños de África. Se trata de hacer que la vida de cientos de miles de niños sea un poquito mejor. Ése es mi reto y eso os pido, tanto a los sevillistas como a los béticos, que sea vuestro reto.

Volver a pisar el Ramón Sánchez-Pizjuán es un regalo que me brinda el destino, sobre todo en favor de una causa tan digna como la de los niños de África. Es un honor poder despedirme del sevillismo y de Sevilla con un partido homenaje, rodeado de ex compañeros y amigos. Estoy convencido de que será una noche apasionante. Y por eso me dirijo al sevillista que esté leyendo esta carta abierta: por favor, ven, acompáñame. Yo siempre lo di todo por el Sevilla FC, marqué goles, gané títulos... Pero nada de eso, NADA, es comparable a lo que supondría para mí que tú compres una entrada para mi partido de despedida. Porque no me homenajeas a mí, homenajeas a los niños africanos, que tanto cariño y ayuda necesitan.

Y no quiero terminar esta pequeña carta sin referirme a los béticos, rivales deportivos, sólo deportivos, que siempre me han tratado con el mayor de los respetos. Yo sí puedo decir que en Sevilla pueden convivir dos sentimientos futbolísticos diferentes pero sin duda complementarios. A todos los béticos, en definitiva, les pido que se sumen a esta fiesta, que pongan su granito de arena para hacer un mundo mejor, que demuestren que Sevilla para las causas solidarias e importantes es sólo una. Ese espíritu que nació con el desgraciado fallecimiento de mi compañero Antonio Puerta y que revivió hace unos meses con la trágica desaparición de Miki Roqué, debe reinar este 25 de septiembre. Juntos, sevillistas y béticos, somos más y tenemos una oportunidad ideal para demostrarlo ante los ojos de toda España.

Solidaridad. Consiste en hacer un pequeño sacrificio y ofrecer tu ayuda a los que menos tienen. Nos gusta decir que somos solidarios y sin duda el 25 de septiembre los sevillanos pueden dar ejemplo de una manera histórica, logrando un lleno inolvidable en el Sánchez-Pizjuán. Todos los goles que hice, además de por el Sevilla y por Sevilla, fueron por mis niños de África. Queda el gol más importante y ése tenemos que marcarlo entre todos. ¡Vamos, esto no es un partido, es mucho más que eso!

Os espero.