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Cien años de lucidez

Mañana, miles de niños leerán 'La flor más grande del mundo', el cuento infantil de José Saramago

Mañana, a las once aquí, una hora menos en Portugal y Canarias, miles de escolares leerán La flor más grande del mundo, el cuento que José Saramago escribió para los niños, haciéndonos una de sus lucidas preguntas: ¿seríamos realmente capaces de aprender lo que, desde hace tanto tiempo venimos enseñando?" Y será así, en las escuelas de Brasil y España, de Portugal sobre todo, como comenzará el Centenario de ese Nobel que Manuel Grosso, en el aniversario de su muerte, dijo que, siéndolo de literatura, había ejercido de Premio Nobel de la Paz. El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, estará en una escuela de Mafra -el monasterio que sirvió de escenario a Memorial del Convento- y el primer ministro, Antonio Costas, hará la lectura en un colegio de Lisboa.

Los cien años del nacimiento se cumplirán en 1922, pero siendo un hijo de noviembre, se ha decidido que su celebración dé lugar a doce meses de memoria viva del escritor, uno de los más leídos del mundo. Como en El año de la muerte de Ricardo Reis, Saramago le da al heterónimo de Pessoa nueve meses de moratoria de vida (como nueve meses tarda un ser humano en ser), quienes organizan el Centenario quieren darle al escritor todo un año para que, en palabras de la presidenta de la Fundación, Pilar del Río, "luego vuele solo y habite en los lectores". Es una buena imagen, aunque lo cierto es que la Fundación Saramago, tanto en Lisboa como en el museo de Lanzarote, se ha convertido, tras más de una década de su fallecimiento, en una institución cultural indesmayable, con diaria actividad en Lisboa y en Tías -las casas que habitó- y en medio mundo, sobre todo en América. Sabemos bien los sevillanos cómo sigue tan vivo a quien vimos tantas veces en nuestras calles, en la Feria del libro, en charlas, en paseos. Precisamente, cuando deambulaba a solas por Sierpes una ilusión óptica le sugirió uno de sus libros fundamentales, El evangelio según Jesucristo. Andalucía no es mi tierra, pero es tierra mía, dijo el Nobel, al ser nombrado Hijo Predilecto de Andalucía. Hace treinta años, la Universidad de Sevilla fue la primera de la península que le invistió Doctor Honoris Causa, siendo rector Javier Pérez Royo. Al calor de esa doble efeméride, se celebra la semana que viene un congreso que convocará en el paraninfo a académicos y escritores, como César Antonio Molina, Carlos Reis o Lidia Jorge, para que hablen de su obra y de su vida. El Consulado de Portugal, siempre cómplice, abrirá sus puertas a la música y a la lectura. Y seguro que nos esperan más actos sobre un escritor al que sentimos tan cerca. Mañana, en Lisboa, se cerrará la intensa jornada con una intervención de Irene Vallejo, porque si "el infinito es un junco", la literatura es la enredadera donde nos encontramos.

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