Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Endogamia rural, clientelismo político

Mohamed Ahmed Al-lal, hasta ahora consejero de Distritos del Gobierno de Melilla.

Mohamed Ahmed Al-lal, hasta ahora consejero de Distritos del Gobierno de Melilla. / M. G.

TENGO la convicción desde hace muchos años que las elecciones municipales son las más desagradables que tenemos que afrontar quienes ejercemos el periodismo local, el más cercano a los vecinos y, por tanto, a los alcaldes y a los candidatos y a esa raza aparte que son los concejales de Urbanismo, la mejor cartera de los gobiernos municipales. Sé que la España habitada tiene en el altar del idealismo a la España vacía, donde humanos pastoriles conservarían la ancestral sabiduría de los clásicos, donde no reina la maldad de las urbes y en la que se desayuna pan con jamón a la lumbre de un hogar que huele a lavanda y romero. Leen las Bucólicas de Virgilio y Las cosas del campo de Muñoz Rojas mientras pastorean cabras y ovejas. Ay Platero.

Es la España que huele a pueblo cantada Manolo Escobar, con la letra de Benito Moreno, una copla entrañable que rompe como a un vidrio ilusorio el caso Maracena, que nos hace recordar cuánto de malo hay en la endogamia rural, la madre genética del clientelismo político.

Las campañas de las elecciones municipales son tan desagradables porque son muchas –785 en Andalucía, 8.131 en España–, porque se multiplican las tensiones de las generales y autonómicas, y porque los elegidos se juegan bastante más de lo que suponemos; en ocasiones, hasta la hacienda, como se ha comprobado en el caso de Mojácar. Se ponen nerviosos y se crispan, tiran a todos, incluidos sus compañeros, porque son pequeños Romanones domesticados por un sistema democrático que ha funcionado bastante bien desde la Transición.

Todo esto son subjetividades personales que se anclan en algunos hechos ciertos, pero valoraciones ligeras al fin y al cabo. Sí constato como una amenaza real varios hechos revelados en estas elecciones que se acumulan, de un modo u otro, casi desde el principio. El caciquismo no sólo está en los libros de historia.

El voto por correo debe ser modificado con contundencia, incluso a costa de complicar el método, porque la desconfianza hacia el sistema de elección lo erosiona por sí mismo, los normales se cansan y aquel que siga las teorías conspiranóicas encontrará argumentos hilarantes en las irregularidades descubiertas en Melilla, en Mojácar, en Murcia y en La Gomera. Si se han aprobado leyes prescindibles por la vía de urgencia e, incluso, se reformó la Constitución a golpetazo de teléfono, PP y PSOE están obligados a este cambio, y más los socialistas que los populares porque los detenidos vienen de su casa.

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