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La tribuna

rafael Rodríguez Prieto

España 'for sale'

EL hombre común! Incapaz del simple razonar, ¿cómo puede guiar a una ciudad con una política sólida?". Ésta es la reacción del heraldo Tebano cuando el ateniense Teseo le responde que el rey de Atenas es el pueblo y la voz del hombre pobre manda con igual autoridad que la del rico. Eurípides escribió Las Suplicantes para reforzar la moral ateniense y su orgullo democrático. La lección del dramaturgo griego y el conflicto con Sócrates o Platón, enemigos declarados de la democracia, sigue marcando nuestro devenir histórico. Las élites económicas y políticas desprecian a la persona común. Siempre hay una solución mejor que coincide con sus intereses. España es un vivo ejemplo de ello: familias que durante el franquismo ya dominaban el ámbito económico continúan gozando de semejante influencia a todos los niveles. Hay políticos que ya estaban en primera línea en los ochenta y no pasa un día sin verlos en el telediario. Ya lo dijo Julio, otro clásico, la vida sigue igual.

La Unión Europea se está transformado en una institución antieuropea. En Bruselas no reinan los ciudadanos europeos, sino los lobbies o grupos de presión que rentabilizan los mecanismos dictatoriales con los que se maneja la institución. El parlamento está arrumbado en un lujoso trastero de clase business, mientras el poder del Banco Central y de los burócratas se incrementa con la misma velocidad que sus salarios. Para ellos no existe la austeridad. El problema es que desde la UE se diseña el futuro de países y ciudadanos. Las áreas de influencia y los suburbios. A los españoles no están asignando un papel claramente subalterno. Sufren nuestros agricultores, nuestras pymes, nuestros pescadores. El tejido investigador e innovador se desmorona, lo que nos sitúa en desventaja para competir en el futuro. Se nos exige que nuestra sanidad y educación se adapten al papel de primos pobres de Europa. ¿Que los españoles tienen la esperanza de vida más alta? Qué se habrán creído. Eso hay que arreglarlo. La sanidad para el que la pague. En contraste, se nos impone premiar a los negligentes y usureros bancos con el dinero de todos.

Todo ello puedo sonar exagerado, pero si añadimos la manifiesta voluntad de capitales extranjeros de aprovechar la situación actual para comprar a bajo precio, las cosas comienzan a cuadrar. España está en venta y de rebajas. Las gente preparada, en la que se han invertido cuantiosos recursos, se marchan a producir al extranjero. Los fondos buitres adquieren inmuebles a precios de saldo. Empresas relevantes del país son adquiridas por capitales foráneos, cuyo fin, precisamente, no será mantener el trabajo en España. Y ante esta situación, no puedes dejar de pensar en la ineptitud de empresarios y políticos que presuntamente nos representan y cuya insolvencia moral e intelectual es proporcional a su desprecio a sus conciudadanos. Siempre están desacreditando a funcionarios, trabajadores y demás personal que lo único que hace es levantarse cada mañana a trabajar o a buscar trabajo.

No parece importar que notables sinvergüenzas del país pertenezcan a la patronal o a la "clase" política. Ni que un buen número de empresas del Íbex 35 fueran públicas. Existen empresarios importantes esforzados e innovadores que han internacionalizado sus empresas y en Andalucía tenemos ejemplos relevantes. Pero también hay un cuantioso número de patronos que nunca han arriesgado nada, que sólo han pensado en el beneficio rápido y no se han preocupado ni de innovar ni de internacionalizar. Sólo exigen mano de obra semiesclava a unos políticos ávidos de conceder lo que les requieran. Son tan inútiles y perezosos que ni aunque tuvieran esclavos a su servicio conseguirían el éxito. Viven al socaire de la subvención, esperando al primer extranjero que pase por allí para comprarles el chiringuito. Mala suerte ha tenido el pueblo español con sus reyes, pero peor con sus empresarios. Iberia aún no es extranjera, pero es un buen ejemplo de lo que decimos. Era pública, pagada por el trabajo de generaciones de españoles. Finalmente, y tras una gestión privada muy mejorable, pasará a manos de British. Nos machacan a diario con las maravillas de la gestión privada frente a lo público. En prolijos casos, las cosas no son tan claras.

Nos quieren convertir en una colonia de sol y playa. Con camareros prestos para el servicio y guardianes que aporreen a los inmigrantes que traten de saltar la luctuosa valla del Estrecho de Gibraltar. El profesor Walter Mignolo señala que el colonizador siempre se reserva la posibilidad de clasificar o enunciar al otro colonizado. A nosotros ya nos han clasificado. Somos sus periféricos o, como los abiertamente racistas señalan, sus PIGS. ¿De verdad que lo vamos a permitir?

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