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La ciudad y los días

Carlos Colón

Humanitarios con el petróleo

EL escándalo causado por la liberación del agente terrorista libio Al Megrahi para que pueda morir en su país, donde ha sido recibido como un héroe nacional, ha alcanzado esta semana un punto crítico al publicar los gobiernos del Reino Unido y Escocia las cartas intercambiadas por sus ministros de Justicia. El Gobierno de Escocia era partidario de la excarcelación "por motivos humanitarios", ya que el terrorista padecía un cáncer en fase terminal; y el del Reino Unido se oponía por la extrema gravedad del atentado: Al Megrahi hizo estallar un avión de Pan Am en vuelo, sobre la ciudad de Lockerville, causando 270 víctimas. Al parecer, el Gobierno británico fue cambiando de opinión ante las presiones Libias que afectaban a tratados comerciales entre ambos países. Cabe así la sospecha de que los poderosos intereses económicos, en concreto el acuerdo millonario de una petrolera, fueran más decisivos que los humanitarios.

El escándalo ha afectado a Gordon Brown, que tendrá que explicar por qué su gobierno cambió de opinión; por qué el 11 de febrero de 2008 su ministro de Justicia escribió a su homónimo escocés que "no es lógico correr el riesgo de dañar nuestra amplia y beneficiosa relación con Libia insertando una exclusión (en posible referencia a la excarcelación de Al Megrahi)"; por qué en un encuentro mantenido el pasado mes de marzo entre una delegación del gobierno escocés y el ministro libio para Europa, éste llevaba una nota del ministro de Defensa británico en la que se manifestaba que "ni el primer ministro ni el secretario de Exteriores quieren que Al Megrahi fallezca en prisión, aunque la decisión de su traslado a Libia la tiene que tomar el Ejecutivo escocés"; y si Gordon Brown ha mentido al negarlo y condenar la liberación del agente terrorista.

El gobierno estadounidense y los familiares de los asesinados en Lockerville han protestado con la lógica energía; y a ellos se han unido los familiares de víctimas del IRA, ya que la banda terrorista irlandesa recibió suministros de armas y explosivos de Gadafi. Todo ha coincidido esta misma semana con la aparatosa celebración de los 40 años de la dictadura del líder libio, a la que han asistido dirigentes africanos y árabes, Hugo Chávez, el secretario de Estado francés para la Cooperación, el presidente serbio y Moratinos, para nuestra vergüenza el único ministro de la Unión Europea allí presente.

Volviendo a lo de la excarcelación del agente terrorista, qué quieren que les diga: a un servidor le parece más vergonzosa la razón humanitaria que la comercial. Y no son ganas de llevar la contraria o epatar, como se verá mañana.

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