La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La mala sombra de Sevilla Este
Brotes, rebrotes, mascarilla sí, mascarilla no, confinamientos a la carta, perimetrar o no, he ahí el dilema. Debe ser todo esto el meollo de esa nueva normalidad que ordenaron desde el puente de mando más nocivo que recuerda la Historia y que sigue gestionando para desgracia de un pueblo nacido para ser pastoreado de forma desmañada. Eso es en lo que respecta a la generalidad, que en el apartado particular la cosa se torna en tragicómica por la ausencia de toldos. Que una situación como ésta, en la que no sabemos puntualmente cuál es la realidad y si el estado de alarma va a restablecerse, lo de la falta de toldos es el guión digno para una sátira de Berlanga. Tanto autobombo para la repesca del turista con su maleta rodante y fallamos con el balón botando ante la portería. Y para colmo, el soniquete dramático de los brotes, los rebrotes y la madre que los trajo.
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