José Rodríguez de la Borbolla
La reforma de los Estatutos de Autonomía
Los informativos de las grandes cadenas de televisión, tanto públicas como privadas, radicadas en la capital de España nos cuentan lo que pasa en nuestro país a través de la óptica de lo que tienen más cerca, Madrid. Y en la última semana Madrid se ha convertido en protagonista absoluto con la extraordinaria nevada que junto a la ola de frío ha congelado literalmente los servicios de la capital. ¿Cómo es posible ese colapso? Tendrá muchas y diversas explicaciones. Creo que una de ellas es la macrocefalia urbana de Madrid. Es casi un milagro que una megaciudad no colapse a diario en alguno de sus servicios. Cuando en Ciudad de México, con más de veinte millones de habitantes, se abre un grifo y sale agua no nos damos cuenta el alarde que supone en infraestructuras. Aun así, las grandes ciudades ofrecen ventajas y por eso es la tendencia dominante en la población mundial desde el primer mercado que se organizó en la Edad Media hasta nuestros días.
Y esa extraordinaria dimensión de algunas ciudades tiene su repercusión indudable en el vaciado de su entorno como fuerza de atracción. Imaginen una tela sujeta horizontalmente en los bordes y una pesada bola de acero en su centro, que tensiona la superficie. Si ponen bolas más pequeñas, correrán a agruparse con la bola mayor, que ocupa el centro. Así funciona una megaciudad y así nos lo muestra el mapa elaborado por el geógrafo Abel Gil Lobo publicado en El Orden Mundial (https://elordenmundial.com/mapas/mapa-de-la-economia-espanola/). Por favor, denle un vistazo.
La vida productiva en España está en una periferia de distintas características, los valles del Ebro y el Guadalquivir y Madrid. Un litoral gallego y cornisa cantábrica en declive, con la excepción de Bilbao. El eje del Ebro, Álava, La Rioja y Zaragoza, que llega hasta el área de Barcelona y baja por la costa hasta Valencia y Murcia. Allí enlaza con Almería y Granada que se consolidan como espacios agrícolas ultra productivos y el resto de la costa andaluza y el eje del Guadalquivir que los considera ejes urbanos con estancamiento productivo. Y en el centro de todo, Madrid convertida en un gran foco de extraordinario dinamismo económico, que provoca un vaciado de una parte importante de nuestra geografía, sustancialmente en parte de las dos Castillas y Extremadura. La imagen es potente y clara de la distribución económica peninsular, que acompaña a la distribución poblacional en gran medida.
Como andaluz no me ha hecho ninguna gracia la palabra estancamiento para nuestra tierra, pero debe ser así, por más que nos duela. Y tiene mucho que ver también con los déficits de infraestructuras. Y si relacionan esta imagen con la fotografía tomada desde un satélite de la península ibérica nevada tras el paso del temporal Filomena, ¿la recuerdan? veremos que la zona nevada corresponde en parte con la España rica, de ahí la gran repercusión de la congelación urbana. Porque para Sevilla, el año de nieves no sabemos si será año de bienes.
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