Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Palmero sube a La Palma

Los volcanes tienen una vida activa de diez mil años. Se nos olvida que somos un cuarto de hora

De Jubrique y Alpandeire a Todoque y Paraíso. La naturaleza es el guionista oculto de la realidad. Del incendio de Sierra Bermeja a la erupción volcánica de la isla de La Palma. "Palmero sube a la palma / y dile a la palmerita / que se asome a la ventana / que su amor la solicita". Te pones a tararear esta canción que tantas veces oíste en boca de Los Sabandeños, de María Dolores Pradera. Palmeros, el gentilicio tan vegetal, de hombres-árbol como los que en El Señor de los Anillos se organizan para derrotar a los orcos en la saga de Tolkien. Esa lección de geografía que aprendiste en los crucigramas para distinguirlos de los palermos, los de Palos de la Frontera, o los palmerinos, de La Palma del Condado.

Están Bajo el volcán, como esa novela de Malcolm Lowry con la que tantos guionistas, y afamados escritores como García Márquez, se estrellaron en su intento por llevarla al cine; un libro de culto y mezcal que mencioné hace casi cuarenta años en mi pregón del Verdeo de Arahal. Ahora no es literatura, es telediario, con esas personas que ven una película de ciencia-ficción que llega hasta la puerta de sus casas, que se lleva sus ventanas y lo que desde ellas veían. Que esquilma sus recuerdos, su manera de vivir. El infierno se ha adueñado de Paraíso, uno de los pueblos de la isla. El volcán se llama Cumbre Vieja. Su cronología es diferente de la nuestra. Se dice de un volcán que está activo si ha entrado en erupción en los últimos diez mil años. Convenzámonos. Somos un cuarto de hora de la historia del mundo que hemos hecho mundanal.

Con la pena, con la angustia, da gusto y envidia oír hablar a estos canarios. "Se han vivido pequeños episodios de ceniza", dice la vecina agotada de una noche sin dormir. Utiliza el adjetivo dantesco. Una legión de periodistas ha llenado un avión con dirección a la isla. Una ministra innombrable acuñó el nuevo modelo de turismo volcánico sintiéndose Ava Gardner en Las Nieves del Kilimanjaro. El Stromboli, que siempre está en erupción, propició una historia de amor entre Roberto Rosellini e Ingrid Bergman.

Busco en la prensa deportiva el grupo canario de Tercera División. El Atlético Paso, de la isla de La Palma, va quinto, detrás del Arucas, capital del ron autóctono. Se fundó en 1952, el año de los Juegos Olímpicos de Helsinki y de la película Las Nieves del Kilimanjaro. No tiene ninguna Copa de Europa, pero sí dos erupciones volcánicas. Con la lava, las cenizas y sus estragos llegará la plaga del tertuliano vulcanólogo.

El lenguaje secreto de los volcanes, que abaratan la soberbia intelectual del cambio climático entendido como verdad sagrada, desde Greta a los Garbos. Hubo un tiempo en que todo se iba al traste sin necesidad de que el ser humano lo estropeara. Cumbre Vieja es una lección de humildad al antropocentrismo de salón. Asombran los rugidos de la bestia. Conocí a un organista francés, Francis Chapelet, que además de músico era vulcanólogo. ¿Quién maneja esa batuta bastarda e insaciable?

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