COMO siempre que se afronta algo sin que se sepa de qué forma puede solucionarse, se ha creado una comisión. Por lo pronto no habrá paro patronal en el fútbol y por supuesto que estamos convencidos de que dicho parón jamás ocurrirá. Se trata sólo de sacar las uñas sin demasiado convencimiento, más bien para aparentar una posición que no se sostiene. Una posición de fuerza con poca credibilidad y ninguna fuerza, pues la patronal no tiene argumentos para presionar al Ejecutivo, sobre todo cuando hasta la AFE se muestra de acuerdo en que todos tributen lo mismo, igual el futbolista español que el foráneo.

En un contencioso de este tenor no resulta serio defenderse de la medida diciendo que los impuestos corren de parte de la patronal y no del asalariado. Por otra parte y con la que está cayendo, resulta inmoral hacer de España un paraíso fiscal y ya se sabe que cualquier paraíso fiscal que se precie no lo es para el obrero sino para los profesionales de élite. Sí creo que vendrán menos grandes estrellas, pero también puede darse que no haya mal que por bien no venga y que proliferen los grandes talentos para que surjan más futbolistas como Fábregas, Iniesta, Cazorla, Silva, Navas, Villa y jugones así porque el tapón que suponen las estrellas será menos consistente.

Una comisión es lo que ha dado de sí la aparatosa asamblea que ayer convocó el fútbol profesional. Una comisión que negocie con el Gobierno para que ese 43 vuelva a ser el 24 que Aznar sacó adelante para beneficio de la Liga de las Estrellas. Ocurre que corrían otros tiempos y la bonanza económica propiciaba que no existiese la alarma social que va a levantarse como el Gobierno se pliegue ahora a los deseos del fútbol. Dice Del Nido que se puede matar a esa gallina con huevos de oro que es el fútbol, pero resulta que en tiempos como los que corren eso de que Hacienda somos todos cobra más vigencia que nunca y a ver cómo ahora el Gobierno da marcha atrás.