La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Réquiem por un capataz de Sevilla

Tenía mucho de lo que era, pero lo dosificaba de forma que desprendía a la vez aire de militar y también de amoroso conductor de pasos, de capataz de Sevilla. Se ha muerto Rafael Díaz Palacios, el hombre alto y de porte suavemente autoritario que sacaba el barco baratillero de la Caridad a la calle. Nada que ver con su primo El Pali, Rafael mandaba sin hacerse notar, sin necesidad de hacerse notar, con toda naturalidad. Con la misma autoridad y solvencia que sacaba el palio del Baratillo para su singladura por Sevilla le echaba el freno al que quisiera acceder al tendido de la Maestranza con un toro vivo. No te dejaba pasar y punto, sin aspavientos, con esa autoridad que emana de la naturalidad. Con su walkie talkie en una mano y sin aspavientos, ¿a cuántos encopetados rezagados le dijo en la Puerta del Príncipe que aún no era el momento? DEP Rafael Díaz Palacios.

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