TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

La lluvia en Sevilla

¡Respect the city!

¿Por qué se afana Sevilla en acoger un evento que le obliga a prevenir que nos destrocen la ciudad?

Cuando visito Roma, su Ayuntamiento no se apresura a precintar la Fontana de Trevi, vaya a ser que me dé por hacerme un Anita Ekberg o subirme a la grupa de un hipocampo. El civismo se me supone. Así que no sé por qué Sevilla se afana en acoger un evento que le obliga a vallar sus monumentos por temor a que los destrocen. Y recoge veladores y toldos, e impide el transcurrir diario de muchas calles, y se pertrecha a la espera del asedio de una caterva de hinchas por romanizar que no sienten por nosotros el más mínimo respeto. Quienes vivimos aquí tenemos que ir por la calle pegados a la pared, desvelados por la multitud que da alaridos, echa los ijares por la boca, monta batallas campales, confunde la Plaza de España con la piscina municipal y se la saca para mearse en cualquier puerta. Ni los de Mil Gibson en Braveheart.

Pero esto inyectará 60 millones de euros a la ciudad y le dará visibilidad en 173 países, dicen. No sé quién hace las cuentas, ni si el dinero puede seguir siendo la justificación de todo, ni si le resta los costes del dispositivo y el desgaste de nuestra santa paciencia, ni por qué piensa que esto es bueno para la imagen de Sevilla, ni si apostar por usarla a cualquier precio de marco incomparable de eventos es la mejor manera de mirar con dignidad al futuro y de preservar la vida corriente y el uso público de lo que es público. En vísperas del partido, un amigo con el que he quedado para brindar porque acaban de darle el alta hospitalaria agradece que cancelemos nuestra cita; lo que ya le faltaba es recibir un silletazo en la Alameda. La periodista hace un directo con un fondo de tipos que se tambalean subidos al mobiliario urbano. El de un bar cuenta en la radio que se está hartando de vender cerveza y medias de tomate y jamón. En las redes, fotos de hinchas que convierten en una percha para sus bolsas de bebida la fachada plateresca del Ayuntamiento. La noche del partido decido regresar dando un paseo desde casa de unos amigos, para disfrutar de la madrugada. Mala idea. Uno se me acerca con la intención de eructarme al oído. Ni se me ocurre atajar por calles estrechas. Es ahora cuando el hashtag #papagorda22 cobra sentido: decenas de tipos sin camiseta dan camballadas o duermen en el suelo. Una rubia se estampa contra el suelo y está a punto de ser atropellada. No sé dónde han conseguido más bebida y hielo. En algún sitio leí que lo que nos pasa a los sevillanos es que somos racistas con los alemanes y los escoceses. Lo que nos faltaba por oír. Aquí no cabe semejante argumento, ni el de que una minoría ensombrece el impecable comportamiento la mayoría. Una chica sevillana se encara a un energúmeno que le saca tres cuartas: "¡Respect the city!, ¡respect the city!". Sumo mi voz a la suya: ¡Respect the city!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios