Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Sevilla y Betis, en el pico más alto del curso

TRAS una jornada triunfal, el fútbol según Sevilla emprende la cuenta atrás hacia un acontecimiento inédito. Un derbi continental es un regalo en regla para la ciudad, para toda la ciudad, un motivo de alegría que se desborda así que pasan las horas y se acerca ese jueves de marzo a las nueve y cinco en todos los relojes de Nervión. Y dicho regalo nos llega cuando se da el pico más alto en la curva de rendimiento de ambos de todo el curso.

Aunque el partido en que el Betis contribuyó al despido del técnico rival nos coge lejanísimo, el talante mostrado no hay por qué obviarlo. A ese buen tono sucedía veinticuatro horas después la solvencia que el Sevilla mostró en Almería. Permitiéndose el lujo de reservar a su gran estrella con vistas al Betis, el equipo de Unai dejó bien claro que la dependencia de Rakitic no es un problema insoluble, sobre todo con la instauración de un 4-4-2 en el que caben Gameiro y Bacca.

Nunca terminamos de entender por qué el francés y el colombiano no coincidían en la alineación. Rápidos, potentes y con el gol tatuado en el entrecejo tienen todas las condiciones como para ser compatibles, algo que se demostró de forma palmaria en la tarde mediterránea. ¿Y por qué tanto tiempo desaprovechando una dupla que seguro que hará estragos en adelante? Pregunta ésta de las muchas que pueden hacerse a esos entrenadores que tanto complican el fútbol.

Con la séptima plaza cogida con ambas manos, el Sevilla llega a este inesperado e insólito derbi en una situación idónea para lo mejor, para vivir el día a día sin dejarse nada en la reserva. También el Betis llega en buen momento, pero con el hándicap de no haber hecho los deberes ligueros, algo que le produce tantas sombras en el alma que le impiden afrontar el acontecimiento sin la cabeza limpia. Al menos, no tan limpia como la de su rival de toda la vida.

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