El Sevilla, en sus vísperas más extrañas

Afronta el Sevilla sus vísperas más especiales, la carrera hacia la meta más deseada, que no es otra que la conquista de su sexta Liga Europa, antes Copa de la UEFA. El jueves es su duelo con la Roma, el otro equipo de un Monchi que cobra protagonismo indudable y al que él mismo le ha impuesto sordina a fin de evitar malentendidos. Pero la figura del arquitecto de varias versiones del Sevilla, tan exitosa la última, no puede quedar al margen.

Monchi aparte, esta duermevela que culmina el jueves en Duisburgo la está llevando el Sevilla de forma sigilosa y tentándose la ropa entre test y test. Son tiempos de vivir con disciplina el presente a fin de que haya futuro, ya que archisabido es que el bichito vuela a más velocidad que el tiempo. Los días transcurren morosos y cada test es más importante que la sesión de estrategia de cualquier entrenamiento, pero todo vale en pos de llegar en condiciones al jueves.

Se trata de unas vísperas ciertamente atípicas y con el temor que siempre inspira lo desconocido. Estamos en un día a día de mirar con un ojo a la Roma y con el otro al test de turno, que se salva con un suspiro hondo, lo habitual cuando se supera un examen, cualquiera de los exámenes que nos presenta y pone por delante la vida misma. La anormalidad de la mal llamada nueva normalidad ha metido al fútbol en un laberinto de incógnitas que vamos a ver cómo acaba.

La realidad es la que es y ésta dice que el jueves, a las siete de la tarde en el MSV-Arena de Duisburgo, el Sevilla afronta otro reto cara a cara con la historia, con su historia tan de laureles. Todo, a través del desierto moral a que nos ha confinado la pandemia más cruel e inesperada, trabajando tras la celosía que impone la situación y tentándose la ropa cada vez que llega el tío de los test. Y el tiempo sigue su ritmo inexorable mientras el Sevilla consume sus vísperas más extrañas.