Pisando área
Jesús Alba
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Hoy es el Día Internacional del Pingüino. Entre tanto frío se nos ha colado el día de la mascota de las neveras y de los novios con chaqué y mucho perifollo. Un día sin celebración mundial es como dar cuenta de una buena pitanza sin Baco. Intolerable. Al parecer el Día del Pingüino se celebra para que tengamos conciencia del rol que cumplen las aves del hielo en la preservación del ecosistema del mundo.
Nos cae simpática la mascota del frío. Pero creemos que el Día del Pingüino es otro signo del plan mundial que existe para adocenarnos sibilinamente. O sea, un claro ejemplo de que quieren tenernos controlados y ver, en este caso, si estamos comprometidos o no con la ecología del planeta. Es lo que diría un negacionista tarumba de Ohio o, más cercanamente, un negacionista como el sevillano José Manuel Soto. Si citamos al otrora cantante en los conciertos del Claret es por su inveterada afición a opinar en el sínodo de sabios de Twitter. El 11 de enero escribió: "Hay un plan mundial para dejarnos encerrados y amordazados mirando una pantalla que controlan ellos, se trata de crear una humanidad manipulable y sumisa incapaz de rebelarse contra nada, los que se rebelen serán expulsados y arrinconados, el nuevo orden mundial ya está aquí".
No leíamos nada más inquietante desde que el discípulo amado escribiera el Apocalipsis en la isla de Patmos. La mentira satánica del Covid, igual que la treta del pingüino, debe formar parte de un vasto contubernio de represión líquida y tutorial que quiere domeñarnos hasta el hígado. A la espera de que Dyango o Pitingo se unan al grupo, los cantantes negacionistas que han hecho fama son Bunbury, Miguel Bosé y el trovador sevillano. Decía Borges que la democracia es un abuso de la estadística. Probado queda hoy. Todos opinan como gurús tocados por halos de otra dimensión cósmica (recordemos al añorado Carlos Jesús, aquel mesías de Dos Hermanas llegado desde Gamínedes y Raticulín). Que un ensayo como el de Yascha Mounk se titule El pueblo contra la democracia explica que la berrea política y la memez de variada laya existen porque hasta la misma libertad se ha convertido en un abuso estadístico. Fellini decía que la sociedad de su tiempo estaba creando estúpidos impacientes. Para Pasolini la televisión fomentaba un "fascismo inconsciente". Toda época reciente crea su golem y su 1984. Pero antes los disconformes se llamaban Fellini o Pasolini. Ahora se llaman como se llaman y dan el cante. Mañana, por cierto, es el Día Mundial del Abrazo.
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