La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
Tenemos la tentación de pensar que las cuestiones más urgentes a resolver en Sevilla están en la llamada Aglomeración Urbana compuesta por los municipios que nos rodean, incluida la capital. Porque seguimos siendo una aglomeración, es decir una acumulación de población, sin la jerarquización que implica un Área Metropolitana y aún nos quejamos de que no esté terminada la SE-40 y otras cuestiones que nos afectan, cuando no hemos querido organizarnos como área y contar con los instrumentos administrativos y económicos que nos hubiera proporcionado hace muchos años, para mejoras de transporte y comunicaciones, por ejemplo. Por eso creo prioritario que Sevilla, como municipio y en su término municipal, dedique todos sus esfuerzos a resolver nuestros problemas propios, porque no nos los van a solucionar las poblaciones vecinas.
Hace veinte años ya, el arquitecto brasileño Jaime Lerner, que fue en varias ocasiones alcalde de su ciudad natal, Curitiba, publicó su libro más conocido: Acupuntura urbana. Lo que el autor proponía es simple: si con un pinchazo de aguja es posible curar enfermedades, por el principio de que un solo pinchazo revitaliza ese punto y el área de alrededor, deberíamos poder aplicar algunas de las estrategias de la acupuntura en nuestras ciudades. En el urbanismo también es necesario hacer que la ciudad reaccione. Tocar un área de tal modo que pueda ayudar a curar, mejorar, crear reacciones positivas y en cadena. Es necesario intervenir para revitalizar, hacer que el organismo trabaje de otro modo. Buscar soluciones concretas a problemas enquistados, que en muchas ocasiones han demostrado ser claramente superiores en eficacia y claridad a los grandes planeamientos. Con actuaciones puntuales certeras en los barrios y con criterios claros.
Analizar y cuidar los barrios como si del centro histórico se tratara. Ver si, por ejemplo, algunas peatonalizaciones concretas pueden dinamizar áreas como pequeños centros comerciales y de encuentro. Piensen ustedes si en su barrio una pequeña peatonalización contribuiría a esas mejoras, como ha pasado en la calle San Jacinto o en Asunción. Piensen en la Gran Plaza o en Bami. Lo tienen todo para ser potenciados con actuaciones puntuales que los conviertan en áreas de centralidad urbana y mejorar en todos los sentidos. Más servicios, más actividades culturales y sociales. Y por qué no, más empleo. Una ciudad más eficaz que, por supuesto, es la ciudad compacta, la ciudad de siempre. Ricardo Aroca, uno de los más ilustres arquitectos españoles, siempre ha dicho que no tenemos que preocuparnos por las ciudades del futuro, sino por el futuro de nuestras ciudades. Si Sevilla no crece, es una oportunidad para mejorarla. Cada calle, cada plaza, cada barrio. La ciudad no es el problema, sino la solución, pues en ella están todas las respuestas a la solidaridad.
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