Tomó la palabra y apenas pudo articularlas roto por la emoción. Con lágrimas aflorándole como sólo afloran en los hombres muy hombres, Paco Chaparro quiso dedicarle el acto que iba a comenzar a un coloso que lo está pasando mal, muy mal. Estábamos en el Rinconcillo y una reunión de compañeros y, sin embargo, amigos se había citado para una reunión que se celebra con cierta periodicidad. Era la generación de Quino, los que habían empezado con el genial ariete trianero a querer ser futbolista y allí estaban desde Viladóns a Demetrio, de Isidoro a Telechía junto a gente como Montaner o Biosca que acuden a este acto porque se sienten a gusto y porque se trata de vivir Betis durante un rato. Y para abrir el acto se levantó Chaparro para brindar por el que quizá haya sido mejor futbolista de la historia del Betis, Luis del Sol. Y ante eso, a Paco se le quebraron los adentros.
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