La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Una nueva Sevilla en altura
En El chico Chaplin inventa un estupendo negocio de cristalero: primero Jackie Coogan rompe de una pedrada el cristal de una ventana y después aparece él para poner el nuevo. Algo parecido hace el PSOE con la Alameda. Primero perpetra, con IU, la tan ansiada, necesaria y siempre pospuesta reurbanización que ponga fin a muchos años de abandono. ¡Bien! Pero, desgraciadamente, sucedió lo mismo que con la Encarnación, otra ansiada y necesaria intervención, pospuesta durante 30 años, para acabar con las vergüenzas del solar y de la “instalación provisional” del mercado tras el vergonzoso abandono y la bárbara demolición del mercado histórico de 1842 en aquel nefasto 1973 en el que también se derribó el teatro San Fernando, inaugurado en 1847: malos tiempos para la lírica, que decía Golpes Bajos, y para el mercado, y para Sevilla… Como desafortunada fue la igualmente necesaria peatonalización de la Avenida, a la que años después se le sigue buscando, sin mucho acierto, remedio a la travesía beduina de su desarbolado y achicharrante espacio.
Porque lo primero que hizo el Ayuntamiento del PSOE para peatonalizar la Avenida fue cortar los grandes árboles que iban de Santo Tomás a la Puerta de Jerez. De la misma forma que lo primero que hizo, con IU, para reformar la Alameda fue quitar los arriates, los jardincillos y el albero. Para, en una carísima intervención de arquitectura “de autor” (con un sobrecoste de siete millones de euros), enlosarla toda cual chalé cateto con una fantasía amarilla de futuro churretoso que los arquitectos llamaron “recuerdos de albero”, llenarla de tolondrones y de bultos, crear –arquitectos dixit– “suaves pendientes que mejoran la visión de espectáculos al aire libre” y kioscos de los Picapiedra.
Primero el PSOE e IU, decía, perpetran la reforma de la Alameda cual Jackie Coogan rompiendo cristales. Y después aparecen cual Charlot para reivindicar lo hecho, hasta con un mitin el pasado mes de junio, y denunciar su abandono por parte del PP. Incluyendo en la denuncia la presencia de ese emblema de la izquierda española que es un okupa. E ignorando que fue el PP quien denunció hace cinco años, cuando Espadas gobernaba, los “graves desperfectos en el pavimento y más de 20 alcorques vacíos”. Desahogadas que son las criaturas.
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