Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Extramuros del Palacio de San Telmo y sin vínculo contractual con el Gobierno andaluz, hay una suerte de grupo de contrainteligencia que está conjurada para desmontar las conspiraciones que se tejen cada día contra Juanma Moreno, es una especie de MI6 –el servicio británico en el exterior– que sostiene, por ejemplo, que la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama de Sevilla (Amama) es un tapado de los socialistas y, en concreto, de María Jesús Montero. El MI6 tiene muy sobrevalorado al PSOE de Andalucía, ve vietcongs agazapados detrás de cada maceta y está obsesionado con Montero como Smiley con Karla.
No obstante, y a pesar de las paranoias detectivescas, la presidenta de Amama, Ángela Claverol, corre el riesgo de quemarse ante tanta sobreexposición pública y se equivoca porque es falso cuando acusa a Juanma Moreno de practicar una “violencia institucional” contra las mujeres. La credibilidad de la que ha gozado comienza a perder enteros y eso no es bueno para nadie, lo importante son las mujeres, no el relato.
En contra de lo que supone el MI6 de extramuros de San Telmo, Claverol no fue la denunciante de los errores en el cribado de cáncer de mama, sino la periodista Mercedes Díaz, de la Cadena Ser en Sevilla, quien acertó al suponer que un caso particular con el que se encontró formaba parte de un error general. Antes que Amama, otras dos organizaciones contra el cáncer rechazaron la ayuda que Mercedes Díaz solicitó para encontrar algunos testimonios con los que respaldar su información. Al final, en efecto, no fueron una ni dos, sino más de 2.000.
Al SAS le quedan por diagnosticar 108 mujeres de las más de 2.000 afectadas. Desde que reconoció el fallo ha actuado con diligencia, aunque aún no ha dado una explicación convincente de lo sucedido, más allá de señalar que el error estuvo en la gerencia del Virgen del Rocío. La crisis se cerrará cuando sepamos qué llevó a determinadas personas a concluir que era mejor no avisar a las usuarias de que sus mamografías estaban pendientes de otra prueba.
Pero si Amama está equivocándose, cabe decir lo mismo del SAS. Su gerente, Valle García, que viene del equipo anterior, del que juzgó que esto eran dos o tres casos, ha enviado un requerimiento formal a la asociación para que, en el plazo de 10 días, le diga qué datos tiene para asegurar que hay muchas más mujeres afectadas, so pena de las multas que están contempladas en una ley de Salud Pública y que, en esta ocasión, se esgrime como si fuese una ley de excepcionalidad. Cordura, más cordura.
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