La tribuna económica

Gumersindo / Ruiz

Un año más, un año menos

LOS acontecimientos económicos de la década pasada en Andalucía han sido recogidos en una magnífica serie de artículos, en este periódico, que son ya una referencia para analizar nuestra economía. La gran cuestión que, explícitamente o no, subyace en todos estos trabajos es el empleo. No podía ser de otra manera; los datos de diciembre señalan la existencia de 4.100.000 parados, de los que más de 900.000 se encuentran en Andalucía. Se ha frenado la destrucción de empleo, y en cierta medida la incorporación de más personas al mercado laboral, pero durante años no va a ser posible generar empleo para recuperar lo que tan exageradamente se creó y destruyó luego.

La idea sobre la que propongo una reflexión es distinguir entre desempleo estructural y cíclico. Cuando se produce una reconversión en la agricultura o la industria, hay un periodo largo de ajuste, pero lo que ha ocurrido con la construcción y sectores vinculados y, en menor cuantía, con el sector financiero, es algo único. No tenemos experiencia de creación y destrucción de actividad económica y empleo tan fuertes en tan poco tiempo. El paro resultante es estructural y no va a remediarse con medidas de reducción de jornada, ayudas a las empresas, o políticas activas de mercado de trabajo. La reforma laboral y flexibilidad en España, que casi todo el mundo pedía, es poco útil cuando la causa del desempleo es que han desaparecido, o se encuentran en situación precaria, buena parte de las empresas que más empleaban.

Los tres premios Nobel de economía de este año han intentado explicar las fricciones en el mercado laboral y como suavizarlas. Pero esto sirve cuando el paro es temporal y hay desajustes en la economía que luego encuentran un equilibrio. La parte del desempleo que es cíclico sí que encontrará alivio en Andalucía, a medida que la situación de entorno mejore; de hecho, hemos sido la comunidad autónoma donde más ha descendido el paro, dentro de la elevadísima tasa que padecemos. El ejemplo más claro lo tenemos en Estados Unidos, donde la economía crece más de un 3%, pero no crea empleo suficiente para recuperar lo que se ha perdido. Los empleos en la construcción son poco cualificados, muy específicos del sector, y resulta difícil encontrar colocación en otros sectores. Aunque la economía crezca por incrementos de productividad en la agricultura, los servicios y la industria, lo que vale también para Andalucía, no generará el empleo con baja productividad que tan fácilmente se creó en años recientes. Y esto sin entrar en el lastre que supone para el resto de la economía la pérdida de valor de los activos inmobiliarios, la falta de financiación, la disminución de ingresos fiscales y los mayores gastos que ocasiona el paro.

Un año más es siempre un año menos en una vida; también puede ser una esperanza cuando sirve para ver más cerca el final de una mala situación. Si aceptamos que parte de nuestra actividad económica no va a recuperarse en muchos años, quizás estemos dando el primer paso para enfocar el problema, viendo qué capacidad real tiene nuestra economía y sus empresas para ajustar una oferta y una demanda razonables de empleo.

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