Primer domingo de junio, antesala del verano y no más parece que se retrasa su llegada. Como el verano auténtico ya lo vivimos en realidad durante la Feria, cuando veíamos a la gente asarse en el tendido 12 o en la calle Juan Belmonte cuando la tarde era todavía joven, con esta tregua térmica da la impresión de que se retrasa y demos gracias a Dios. Caminata matinal y fresquito sin necesidad de doblar Matacanónigos ni de cruzar el Salvador que hay que ver el gran antídoto de la calor la terraza de La Alicantina. Se dice que cuando marzo mayea, mayo marcea, señal inequívoca de que el verano aparcó las prisas por llegar. Pues que siga así la cosa, que la verdad es que no hay prisa alguna por la llegada de una estación que se hace especialmente terrorífica por estas latitudes. Y, aunque a cuentagotas, llueve esporádicamente y esa sí que es una gran noticia.