El bolardo, nuevo modelo de velador en la Alameda

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Pruebe la experiencia de usar un bolardo como mesa en un bar del bulevar por antonomasia del centro de Sevilla

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Bolardos usados como veladores en la Alameda de Hércules.
Bolardos usados como veladores en la Alameda de Hércules. / M. G.

11 de junio 2025 - 04:00

Hay bares de la Alameda que colocan sillas junto a los amarillentos bolardos del bulevar para su uso como veladores. Toda una solución de ingeniería hostelera. ¿No hay quien inventó el emparedado de anchoas de Santoña con leche condensada? Un exitazo de Rogelio Gómez Trifón. ¿Y el piripi? Un hallazgo que puede seguir probando en el restaurante Reyes de Antonio Romero de la calle Arfe, el que tanto le gustan a Rajoy. Chichichí. Hay hasta quienes se consideran inventores de las entradas a base de varios platos al centro, esos donde todo el mundo mete el tenedor usado, a los que sigue el individual de carne o pescado. No hace tanto tiempo descubrimos el bar del centro que ofrece el poyete de un ventanal como mesa, lo que obliga a los clientes a cenar sentados a horcajadas. Ahora existe la posibilidad de usar un bolardo en plena Alameda de Hércules. Para que haya quien dude de que aquella reforma urbanística no ha hecho más habitable el lugar. O el espacio, que es como se llama ahora a todo. Espacio lúdico, espacio Santa Clara, espacio gastronómico, espacio cultural, espacio cofradiero, espacio libre de humos... Solo es comparable al término espacio el de contenedor. Es oír que se ha inaugurado un contenedor cultural y uno piensa rápidamente en gente con la bolsa de basura. ¡Deben ser los efectos de calor! El bolardo-velador debe ser la mar de rentable, pues imaginamos que no contabiliza como en la ciudad con más de diez mil veladores y que no exige el pago de ninguna licencia. La cena en el bolardo debe ser considerada una “experiencia” de las que compran los turistas. Si somos la gran terraza de Europa, ¿cómo no íbamos a inventar el bolardo como ejemplo, además, de colaboración público-privada? El tabernero pone los asientos y el Ayuntamiento los bolardos.

Los tanques a la calle, claro que sí, pero con tapas en los bolardos. Ni mesas altas modelo quita-miedos, ni barras tradicionales, ni poyetes. Los precios deberán ser detallados. “Cerveza, 1,60 euros. En bolardo, 1,90”. ¿Y los camareros? Estoy viendo la advertencia en grandes carteles: “En los bolardos, autoservicio”. ¿Y el tiempo de uso ahora está de moda regular los minutos que pasamos sentados a la hora del desayuno? “En los bolardos se puede estar sentado un máximo de 40 minutos”. El bolardo es la última modernización, no tanto el uso de robots como camareros por falta de mano de obra. Tiene hasta un aire retro que nos evoca los pubs de los años ochenta. Exige el uso de asientos bajos sin respaldo, lo cual afecta a la higiene postural. La próxima campaña municipal debe atender a los bolardos. ¿Son de derechas o de izquierdas? Es probable que el bolardo sea transversal. La Alameda, espacio bolardo.

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