TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Una cabeza que no sólo cuenta chistes

La explosión de júbilo se fundamentó mitad por el tiempo transcurrido y mitad por el goleador

Veinte años no es nada reza la letra del tango, pero eso es en el tango y no en el fútbol. En fútbol, doce años es una eternidad y de ahí la explosión de júbilo que estalló en media Sevilla según rolaba el viento de levante al más agradable de poniente. Hay quien dice que a qué tanta celebración por una simple victoria en casa y quien eso dice debe conocer muy poco del inescrutable arcano que rodea a la liturgia del fútbol según Sevilla.

Doce años hacía que el Betis derrotara al Sevilla como local y ese tiempo transcurrido fue como una carcoma que devoraba los adentros del bético en general y en particular de algunos que ni siquiera habían nacido cuando la última vez. Por eso, y por muchas cosas más, la explosión de gozo con epicentro en Heliópolis para expandirse hasta lo ilimitado. Y, además, porque la autoría del gol fue de cierto cuentachistes que juega como el que lo inventó así que caigan tacos de almanaque.

Había pasado mucha agua bajo los puentes desde aquel 2-1, goles de Varela, Robert y Saviola, que sería la última vez para mucho tiempo. Y de aquel derbi quedan dos supervivientes, más Jesús Navas, muy principales. Uno es el hombre que le ha devuelto al Betis la organización y la coherencia que van encaminándolo al sitio que nunca debió perder y se llama Lorenzo Serra, chamán balear que, aunque con demora, volvió al club para encauzarlo hacia la normalidad.

El otro superviviente fundamental es de donde el levante, hijo de Aurelio y de nombre Joaquín. Un Joaquín que merece la pena y que por muchos chistes que cuente tiene en sus adentros la llave de oro del mejor fútbol. Si la victoria de doce años después fue tan celebrada, más incluso que la de cierta noche de Reyes, es por el fondo y por la forma. Por el fondo que da tanto tiempo de espera y porque llegó de un futbolista de época que no sólo usa la cabeza para contar chistes.

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