El capote mágico

25 de septiembre 2025 - 03:10

Durante muchos años quise imaginar cómo cantaba Enrique el Mellizo su canónica malagueña en uno de esos trances en los que se recluía en la Catedral de Cádiz o cómo enfilaba El Planeta la seguiriya más antigua de la que se tiene conocimiento, pero ni de ellos ni del Fillo ni del Nitri hay nada grabado, tan sólo las lecciones aprendidas por algunos de sus cabales que al modo de Sócrates y Platón las fueron llevando de oído a boca, generación tras generación.

¿Cantarían mejor que Caracol? ¿Más puros que Agujetas? ¿Gitanos como Camarón? Nunca lo sabremos, pero creo que los puristas callarían para siempre, estos cantes antiguos triunfaron porque gustaban y entretenían, no porque los entendieran unos pocos iniciados.

Morante de la Puebla debe pasar tanto tiempo entre los tratados de los Demófilos del toreo como en los tentaderos, y nos viene contando en el ruedo cómo tuvieron que hacerlo los Paquiro y los Pepe Hillo. Curioso este torero cigarrero que va a salvar la fiesta cuando llevaba clavado en el lomo el rejón de muerte.

Lo que el pasado fin semana sacó Morante de la historia es el galleo del Bu, que en sus tiempos fue una suerte que debía imitar al vuelo de un fantasma que asustaba a los niños –de ahí viene el Bu, como el Coco y el Sacamantecas– y hoy parece el lance de un superhéroe americano, un supermán con capote. No sé si es otra excentricidad, genialidad o ambas cosas a la vez. Lo que hace Morante con el Bu es gallear, desplegar el capote como las alas coloridas del alado encrestado, no es que imite a El Gallo, cuyo apodo no procede de esta suerte, sino de los saltitos con los que desafiaba al astado.

El próximo domingo torea en Canal Sur, que es donde le seguirán todos los aficionados que no tengan el privilegio de asistir a la Maestranza para ver otro duelo entre el de La Puebla y Roca Rey, los dos ases que han traído esos viejos piques que jalonan la historia más humana de la tauromaquia. Además de arte, que es un imprescindible para que la corrida no sea una escabechina, el público demanda espectáculo, y esto es lo que viene consiguiendo Morante con su puro, su capote mágico, su cartuchito de pescao y sus revertinas. En el mismo Canal Sur retransmitieron hace unas semanas una novillada donde un chaval de la escuela de Camas, Realito, toreaba sentado en una sillita. De arte, para seguirlo. Morante es tan grande que crea escuela y, si no, los pica.

stats