Las dos orillas
José Joaquín León
Noticia de Extremadura
La polémica ha dado mucho juego, y eso es bueno. Buenísimo en mi opinión. Que una obra artística genere debate e interés, que provoque tantísima creatividad en las redes sociales es un éxito. Sí. A mí me gusta el cartel que el reputadísimo Luis Gordillo ha pintado para la Hermandad de la Macarena. Me gusta porque entiendo que es Arte, con mayúsculas, ya que con unos pocos trazos es fácilmente identificable el rostro de la imagen devocional probablemente más retratada del mundo.
Sobra decir que no soy ninguna experta y tal vez por eso puedo expresarme libremente. Sería absurdo a estas alturas defender a un pintor como Luis Gordillo; no hay que perder el tiempo en obviedades. Las cofradías tienen una importante tarea (además de las propias de la religiosidad, claro) que pasa no sólo por conservar el patrimonio heredado sino, también, por ampliarlo en la medida de lo posible. Muchas hermandades lo hacen desde hace años y buscan enriquecer su catálogo pictórico, como el Valle con el paño de la Verónica, por poner un ejemplo.
Repetir los mismos esquemas del barroco, copiar todo lo que ya se ha hecho es bastante pacato. Y eso por no decir cateto. Las hermandades perviven porque están imbricadas en la sociedad y son el reflejo de ella. No se trata de vestir a las vírgenes con ropas modernas, de montar un escándalo absurdo o de herir sensibilidades. Sino de que las hermandades sigan existiendo y que nuestros nietos y los nietos de nuestros nietos vean en ellas también el reflejo de la sociedad de esta época.
Hay quien prefiere unos carteles absolutamente figurativos, en los que el pintor de turno refleja con cualquier técnica, bolígrafo incluida, todos los detalles de una determinada imagen. Eso está muy bien si queremos tenerlos en nuestra casas o en nuestros despachos, pero eso no son carteles. Un cartel debe anunciarnos algo.
¿Y el de Salustiano el año pasado? Pues, en mi opinión, no. No era un cartel sino un cuadro que reflejaba el estilo del pintor y que, a resultas de lo que vale en el mercado, ha sido un éxito comercial. El de la Macarena de este año nos muestra a la Virgen con muchos rostros. Y lo veo emocionante.
Si abrimos el debate, hagámoslo bien y que todos los cofrades opinen porque la Semana Santa y la Macarena son patrimonio también de quienes acuden desde toda Andalucía (léase desde todo el mundo) sólo para verla. Y añado sal a la polémica. En mi opinión, el mejor cartel de Semana Santa de este año es el de Gonzalo Quesada para la Tertulia La Freidora de Utrera. Un papel de pescado con el Señor en el centro.
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