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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El día que nació Gardel

Formo parte de legión de admiradores de Carlos Gardel porque él forma parte de mi vida

Hoy hace 129 o 126 años que nació Carlos Gardel en la uruguaya Tacuarembó o en la francesa Toulouse, que los orígenes de este misterioso y trágico hombre son tan imprecisos como conviene a una leyenda. En lo que hay acuerdo es que nació un 11 de diciembre, el mismo día y tal vez el mismo año 1890 en el que nació el violinista, compositor y director de orquesta Julio de Caro, por lo que en esta fecha se celebra en Argentina el Día Nacional del Tango. Celebrémoslo también aquí, haciéndolo tan internacional como el tango y Gardel lo fueron y lo son.

La fama de Gardel nació en 1914 con sus actuaciones en el cabaret Armenonville. Grabó su primer tango, Mi noche triste, en 1917. Murió hace 81 años, en 1935, pero su voz maravillosa, tan rara, tan dulcemente canalla y triste (por eso no le gustaba a Borges: le reprochaba ser un "llorón" que "adecentó el tango") vive derrotando el tiempo y las limitaciones técnicas de aquellas grabaciones. Sus discos de pizarra se pasaron a vinilo, después a CD y ahora están en las redes. Formo parte de legión de admiradores de Gardel porque él forma parte de mi vida. Algo de mi madre vive en su voz. Tardes de invierno en el piso de la Rue Vermeer de Tánger, la chimenea encendida, el levante silbando por las ranuras del ventanal, una luz baja, mi madre leyendo y en el tocadiscos el disco de Gardel que aún conservo: Tomo y obligo, Aquel tapado de armiño y la tremenda Como abrazado a un rencor ("Esta noche para siempre, terminaron mis hazañas. / Un chamuyo misterioso me acorrala el corazón. / Alguien chaira en los rincones al rigor de la guadaña / y anda un algo cerca del catre, olfateándome el cajón… / Yo quiero morir conmigo, / sin confesión y sin Dios, / crucificado en mis penas, / como abrazado a un rencor".

Escribió Sábato en Sobre héroes y tumbas: "Sobre un cajón tenía un viejo fonógrafo de bocina, con cuerda. (…) Puso Alma en pena: de la bocina salió la voz de Gardel, emergiendo apenas de entre una maraña de ruidos. Tito, con la cabeza colocada al lado de la bocina, meneándola con emoción, murmuraba: 'Qué grande, pibe, qué grande'. Permanecieron en silencio. Cuando terminó, Martín vio que en los ojos de D'Arcángelo había lágrimas. La gran puta, dijo, riéndose falsamente. Todo lo demá que vinieron después son una cagada". No sé si tendrá razón y nada entiendo de cantantes de tango; pero estoy de acuerdo con él.

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