Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Aalgunos de los que nos pasamos los días y los meses soñando dimisiones y ceses de tirios y troyanos que nunca llegan, nos ha dejado un regusto amargo la de Carlos Mazón. No por algún tipo de solidaridad política o ideológica, que no experimentamos; no porque lo consideremos uno de los nuestros, que evidentemente nunca lo ha sido. Por eso, porque ese sinsabor no se explica tan fácilmente y, sin embargo, está tan extendido entre quienes no son afiliados ni votantes del PP, habrá que intentar explicarlo.
En mi caso al menos, me produce cierto pesar el que la tan jaleada dimisión no haya sido el producto de un acto de reflexión y consecuencia ética, ni en el sujeto ni en su partido, una derivada de la carga que sobre la conciencia de cualquiera que no sea un desalmado –y no creo que Mazón lo sea– pudiera tener el cúmulo de errores y desaciertos que le son imputables en aquellas terribles horas del 29 de octubre de 2024. Muy lejos de eso, tanto en el dimitido como en Alberto Núñez Feijóo, lo que ha pesado ha sido el cálculo meramente político y demoscópico tras todo un año de intentar eludir responsabilidades. A ello se une la demostración de una debilidad que nos tememos sea ya un rasgo genético de un PP que una y otra vez, y pese a la enorme batería de medios que lo secundan, se muestra incapaz de resistir la presión de la izquierda asilvestrada, acostumbrada a salirse con la suya por disparatado y sectario que pueda ser su empeño. ¿Qué va a ocurrir al día siguiente de las elecciones si este PP de canijos las gana? ¿Alguien cree que estará en condiciones de hacer frente a la presión que, desde el primer minuto, ejercerá la izquierda para defender a ultranza el mantenimiento de todas y cada una de las que considera sus conquistas irrenunciables? Semejante flaqueza augura lo peor en estos momentos: una nueva victoria inútil.
Nadie duda de las responsabilidades de Mazón, pero ¿puede creer alguien que fue el único que no cumplió con su deber? ¿Por qué es el único en dimitir mientras en ministerios, confederaciones, servicios meteorológicos, cuarteles y ayuntamientos se tapan unos a otros? ¿Nadie se pregunta esto en el PP?
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