La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los caídos de la Sevilla de Oseluí
En la venta del Molinillo, que está puesta en los fines de los famosos campos de Alcudia, como vamos de Castilla a la Andalucía, un día de los calurosos del verano, se hallaron en ella acaso dos muchachos …” Así empieza uno de los retratos más veraces que de estos tiempos nuestros se hayan hecho. Una profecía, si se quiere, porque se publicó en 1613. O quizás resulte que lo que en esta novela ejemplar se cuenta forme parte de esas invariantes castizas sobre las que Américo Castro escribió en tantas de sus obras y especialmente –mira por dónde, ya que en territorios cervantinos estamos– en su Cervantes y los casticismos españoles.
No se olvide que el casticismo alude al apego a lo castizo en las costumbres, usos y modos; y que castizo designa lo que es típico y genuino de un país. Pues el apego a ciertas costumbres, usos y modos que, por desgracia, acaban por ser una constante en la vida de nuestro país –cámbiese, por ejemplo, la venta del Molinillo por una marisquería de Madrid o el patio de Monipodio por ciertos despachos– es lo que se encuentra si se superpone Rinconete y Cortadillo, como si estuviera impreso en papel de calco, sobre la actualidad española. Porque la cosa viene de lejos.
Superpongan las noticias que se vienen publicando estos últimos meses –desde las negociaciones con el prófugo de Waterloo, los indultos, los cambios en el código Penal o la amnistía tramitada por vía de urgencia al llamado caso Koldo– sobre el elenco de los “bienhechores” de mangantes, rufianes y golfos que cita Monipodio: “el procurador que nos defiende, el guro que nos avisa, (…) el que, cuando [alguno] de nosotros va huyendo por la calle y detrás le van dando voces: ‘¡Al ladrón, al ladrón! ¡Deténganle, deténganle!’, se pone en medio y se opone al raudal de los que le siguen, diciendo: ‘¡Déjenle al cuitado, que harta mala ventura lleva! (…), el escribano, que si anda de buena, no hay delito que sea culpa”. No les será difícil poner nombres y caras actuales a estos “bienhechores”. Tampoco reconocer ciertos comportamientos presentes en lo que responde Cortadillo a Monipodio cuando le pregunta cuáles son sus habilidades: “Yo sé la treta que dicen mete dos y saca cinco, y sé dar tiento a una faldriquera con mucha puntualidad y destreza”.
Invariantes castizas. Actualidad de Cervantes. Y de otros: “Sobre el marasmo actual de España” tituló Unamuno el último capítulo de “En torno al casticismo”.
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