Sobre la fecha de la Semana Santa

21 de noviembre 2025 - 03:07

Hoy, fiesta de la Presentación de María en el Templo, viernes del Señor, con la Amargura en besamanos y celebrándose el triduo de la Presentación, es un buen día para comentar la noticia que publicamos ayer: la Iglesia se abre a establecer una fecha fija para la Semana Santa buscando la confluencia con los ortodoxos. Ya el papa Francisco expresó este deseo en 2015. No me preocupan las consecuencias festivas y turísticas que ello pueda tener. Pero sí el desgajamiento de nuestra raíz judía, que afectaría también a Pentecostés.

La Pascua judía se celebró en 2025 del 12 al 19 de abril y en 2026 se celebrará del 1 al 9 de abril. La Semana Santa de 2025 se celebró del 13 al 20 de abril y la de 2026 se celebrará del 29 de marzo al 5 de abril. La muerte y resurrección de Jesús tuvo lugar durante la Pascua judía, una de las tres grandes fiestas de peregrinación junto a Shavuot y Sucot, que conmemora la liberación de la esclavitud en Egipto: “Este mismo día saqué yo vuestras legiones de la tierra de Egipto. Observad ese día, de generación en generación, como ley perpetua” (Éxodo 12). Es la única fecha histórica que se conoce la vida de Jesús, quien, como judío piadoso que lo había hecho desde niño con sus padres, peregrinó a Jerusalén para celebrar la Pascua y ofrecer el sacrificio ritual que, en este caso, fue él mismo, cordero inmolado sin quebrar ninguno de sus huesos y comido en la cena pascual, en la que instituyó nuestra eucaristía (“Tomad y comed, esto es mi cuerpo”). El conocimiento de esta fecha hace posible datar históricamente otra, Pentecostés, que se corresponde a Shavuot, que se celebra 50 días después de la Pascua conmemorando la entrega de la Ley a Moisés.

Pese al desfase entre el calendario lunar y el solar, posteriores alteraciones del cristiano y otros factores que crearon pequeños desfases, la Pascua judía y la Semana Santa están estrechamente unidas por el primer plenilunio tras el equinoccio de primavera. Todo desgajamiento del judaísmo conlleva el peligro del que advirtió el cardenal Jean-Marie Lustiger, que tan enérgicamente criticó “el pagano-cristianismo que se separó de su raíz judía”: “La Iglesia solo puede recibir a Cristo si reconoce a Israel, porque Cristo es el Mesías de Israel, cuya riqueza abrió para los paganos”.

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