Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El gol, un tesoro que el Betis no encuentra

El tiempo de posesión no es mala cosa, pero sin verticalidad todo le resulta muy fácil al rival

Antier noche en El Pireo, este Betis de Quique Setién tuvo el balón tres veces más de tiempo que su rival, pero no pasó del empate. ¿Es una crítica al alimón con esos falsos profetas que enmascaran con la exigencia su poco cariño a la cosa? No es crítica sino la advertencia en aras de corregir una trayectoria que no considero adecuada. Ni siquiera es un alegato resultadista sino la fórmula de ir a la búsqueda del camino adecuado.

Archiconocidas las formas y las maneras de la orquesta que dirige Setién, el factor sorpresa fue al baúl de los recuerdos y ya sabe cualquier equipo que atrincherándose tiene el mal menor del empate prácticamente asegurado. A este Betis parece imposible quitarle el balón, pero también parece tarea complicadísima que haga gol. Es más, en la noche ateniense fue Olympiacos quien disfrutó de las ocasiones más claras y eso sin necesidad de saber qué tacto tenía la pelota.

Sin gol no hay paraíso y la cruda realidad es que sólo ha hecho uno en cinco partidos. Un gol que le supo a gloria, pero que resulta insuficiente a la hora de ver cómo se dificultan los ilusionantes objetivos trazados. ¿Y qué soluciona este problema? Entre otras premisas, la de no jugar andando y no volverse de tres cuartos cuando ya se ha llegado a esa cota. A veces conviene arriesgar el pase para tratar de hallar la vía de penetración con la que horadar un sólido sistema defensivo.

Es que cuando, tras una incontable cantidad de pases y repases, el equipo llega a tres cuartos es como si se le apagara la luz para un volver a empezar que siempre coge prevenido al contrario. Particularmente me encanta cómo juega el Betis, cómo sojuzga al enemigo, pero todo esto se queda en nada cuando el gol ni está ni se le espera. Encontrar la solución es tarea de urgencia obligada y en la sesera de Setién dar con la tecla. No es cuestión de exigencia sino de sentido común.

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