Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
El centro de Sevilla por las mañanas es la calle Joselito el Gallo al alba de un día de Feria, pero con monumentos y sin casetas. La hilera de camiones en la Plaza del Triunfo es un espectáculo, los palés de bebidas apostados en torno al monumento a Juan Pablo II de la Plaza Virgen de los Reyes son una estampa cotidiana como el ir y venir de las carretillas propulsadas a mano. Las mañanitas son de los canónigos que acuden a los maitines y de los repartidores camino de los negocios, no de los turistas, que todavía andan con los huevos fritos y el bacon en los desayunos de servilletas de papel y zumos de bote. La parte menos conocida de la Feria es la del suministro de las casetas cada mañana, cuando esa micro-ciudad se abastece gracias a una medida organizativa que algunos aficionados a llegar muy temprano al real han podido admirar tantas veces, ¿verdad, Carlos Herrera?. Cada día coinciden los repartidores de barriles de cerveza o de bolsas de hielo con los últimos borrachuzos a los que aguarda una larga resaca.
Sevilla cuenta ahora con el primer diagnóstico sobre la carga y descarga de mercancías elaborado por la asociación de fabricantes y distribuidores (AECOC). El estudio analiza las rutas establecidas en el centro de Sevilla, la zona de la ciudad donde se ubica nada menos que el 34% de los comercios de la ciudad. Los negocios del casco antiguo reciben el 40% de todas las mercancías, como nos contó la compañera Ana Sánchez Ameneiro. ¡Para que algunos rebajan todavía la importancia del centro o se quejen del peso que tiene respecto a toda la ciudad! Una cosa es que pierda alma, que la pierde a chorros, y otra que no sea la parte más representativa. Los grandes problemas de la carga y descarga son los horarios dispares, los aparcamientos ilegales y la falta de espacio. Los camiones afean las primeras horas de la mañana, pero son necesarios. Cuando se aprecia el trabajo de los repartidores dan ganas de proponer al Starmer del gobierno local, señor Pimentel, la rotulación de una calle como 'Avenida de los héroes de la carga y descarga'. Suena bien, ¿verdad? Y haría justicia con el esfuerzo titánico de los repartidores. ¿Y qué me dicen de la genialidad que puso en marcha Cruzcampo (un saludo a Ada Bernal) hace ya unos años para respetar el medio ambiente y ganar en operatividad en las calles tan estrechas de nuestra antigua trama urbana? Hace bien el alcalde en dedicar calles a la cerveza, pero no solo por el disfrute de la bebida (consuman con moderación) sino por las labores de distribución. El reparto en coches eléctricos, de tamaño reducido y no contaminantes, es un modelo a imitar. Los vehículos sostenibles se abastecen del gran camión de toda la vida que se queda estacionado en la Avenida de Cádiz, una maniobra digna de ser contemplada, solo superada en espectacularidad por las tareas de carga y descarga en los canales de Venecia... Y nosotros vamos camino de la bella ciudad italiana, sin góndolas pero con autobuses rojos del gran Enrique Ybarra. Tomen nota.
También te puede interesar
Lo último