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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

La importancia de los ciudadanos inquietos en Sevilla

Gracias a Benito Castro sabemos las numerosas deficiencias que hay en la rotulación de las cerca de 4.500 calles de la ciudad El asco de las fuentes de la Alameda de Hércules

Imagen de archivo de un rótulo con desperfectos en el centro de Sevilla

Imagen de archivo de un rótulo con desperfectos en el centro de Sevilla / M. G. (Sevilla)

En Sevilla tenemos ciudadanos inquietos, de los que se preocupan por dejar una ciudad mejor, denuncian las deficiencias, elevan propuestas, buscan altavoces con los que ser oídos y dan la murga a los sucesivos alcaldes y concejales. Hay que darles las gracias porque ayudan a lograr mejoras, tengamos una mayor calidad de vida y son los que verdaderamente hacen ciudad, la ciudad real que debe funcionar, no la de los lemas y la propaganda. Benito Castro es uno de ellos, como lo es José Barranca con su cámara de fotos denunciando estropicios, baches y dejadeces, la líder vecinal Pilar Bores velando por Santa Cruz, Ignacio Medina y Joaquín Egea cuidando el patrimonio histórico... Benito, al que nos referimos hoy, tiene perfectamente estudiadas las deficiencias del nomenclátor de la ciudad.

¿Cuantísimas calles de Sevilla no tienen rótulo, lo tienen incompleto o directamente les falta alguno? ¿Cuántos tipos de rótulos se emplean en la ciudad? No hay orden. Tenemos cerca de 4.500 calles en una ciudad que acoge cada día a cientos de visitantes. La lista de deficiencias es larga, lo que provoca desorientaciones en peatones y conductores, sin olvidar la mala imagen que proyectamos como ciudad cuando el turista busca el nombre de la calle en la esquina y no ve nada, salvo un bar donde preguntar cómo se llama la calle. ¡La ordenanza vigente al respecto es la aprobada... en 1919! El señor Castro ha analizado los casos de Madrid, Valencia, Barcelona, Londres y Buenos Aires, todas grandes ciudades que cuidan mucho los rótulos de las calles:bien colocados y guardando armonía estética. Una buena rotulación puede incluir, además, otro tipo de medidas como la instalación de medidores del tráfico o el desarrollo de un metaverso en zonas como Santa Cruz, como apunta Castro. Ahora que se aproximan las elecciones municipales habrá que preguntar a los candidatos por asuntos de interés municipal. Y uno de ellos puede y debe ser el de las enormes carencias que se aprecian en los rótulos. Llamar a las calles por su nombre no es un asunto baladí.

Las ciudades, al fin, deben ofrecer buenos servicios: el transporte, la limpieza, unos colegios dignos, unas fiestas seguras, unos jardines en buen estado de conservación, unas oficinas municipales bien atendidas y, cómo no, unas calles donde sencillamente haya un rótulo en cada esquina. Tenemos tanto calles con un nombre por cada tramo y demasiadas calles sin nombre. Haga caso el señor alcalde de cuanto expone este ciudadano inquieto. Lean su estudio los portavoces y candidatos. Luego no se quejen de que las elecciones se enfocan en clave nacional como un plebiscito a favor o en contra Sánchez. Aquí hay un asunto que nos afecta en el día a día.

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