Del 'mire usted' de Felipe al 'quillo' de Marín

Del bonsai a las torrijas y del barquito al flotador, la degradación de la política se aprecia, cómo no, en el lenguaje

Juan Marín
Juan Marín / M. G.

Sevilla, 10 de junio 2022 - 04:00

Qué buenos aquellos dos debates que inauguraron esta sana costumbre en las campañas electorales españolas. El de Antena 3 moderado por Campo Vidal y el de Tele 5 por Luis Mariñas en aquel 1993 donde el PP de Aznar sufrió los efectos del dóberman al que Rubalcaba soltó la correa para que representara a una derecha terrorífica. Qué bien manejó el del bigote el primer envite y cómo usaba FG su muletilla preferida:“Mire usted”. Oías un “mire usted” de Felipe y sabías que venía un argumento bueno. Nadie ha vuelto a usar muletillas que eran como el tañido del muñidor que anuncia una cifra rotunda, una idea maestra o un ataque directo al rival político. Y eso que Aznar estuvo especialmente bien en el primero, fue el ganador con rotundidad, no como el festival descafeinado que sufrimos el otro día en La Primera con los seis andaluces que nos aburrieron con un monólogo detrás de otro.

Eché en falta el arma mortífera del candidato de Ciudadanos, que algunos dice que fue el vencedor. Qué buenos entierros políticos organizamos los andaluces, nos colocamos como los personajes del entierro del Conde Orgaz y, hala, a ejercer de plañideras. Qué guasa la de los que proclamaron campeón de la noche a Marín. ¿Que cual es el arma de Marín que no empleó? El “quillo”. ¿Se dan cuenta que cada día la usa más? Menos en el cuerpo a cuerpo televisado con sus cuatro rivales. Decimos cuatro y no cinco porque Moreno no compite contra Marín, para el que habrá algún puestecito después del 19 de junio. La Lola es la que se iba a los puertos y este Marín se puede ir al de Cádiz, por ejemplo. Marín suelta el “quillo” en el foro de Cajasol con toda la prensa por delante y más plazas vacías que en una novillada sin caballos. Marín suelta el “quillo” en la entrevista con Herrera, cuando habla del incendio de Sierra Bermeja y le cuenta a toda España que termina de hablar con mi dilecto Elías: “Quillo, que voy para allá”. Marín dice “quillo” por los pasillos oscuros de San Telmo.

La evolución de la política española bien se puede estudiar desde el “mire usted” de Felipe al “quillo” de Marín. Desde el bonsai de Felipe a las torrijas de Marín. Desde el barquito con el que Felipe salía de pesca por las aguas próximas a Matalascañas en los agostos de las Marismillas al flotador de Marín en la piscina de la que emerge renovado como la versión vintage de Mazinger. ¡Cómo hemos cambiado! Yo creo que Marín debería soltar en el próximo debate algún “quillo”. O hasta un “quillos y quillas”. A partir del día 20 nos vamos a hartar: “Quillo, Juanma, ¿qué hay de lo mío?”.

stats