Gafas de cerca

josé Ignacio / Rufino

Mas moroso

MAS utilizó el agravio financiero -"España nos roba"- para enardecer a las masas, normalmente receptivas a sentirse agraviadas y, en el fondo, superiores a otro (a los ladrones, por ejemplo). Con ello enturbiaba su probable condición de corrupto y de aliado de sangre del pequeño gran corrupto, don Jordi. Esta tinta de calamar exigía acelerar la historia como acelera un macarra su cochecito negro repleto de caballos. Exigía desmembrar a su propio partido, resucitar a una ERC que había fallecido de la mano de Carod-Rovira, y dejar, ay, que sus democristianas bolas sean agarradas por un partido antisistema, la CUP. Un pifostio monumental en aras del bien superior, la independencia, un Estado propio. Pero debajo de todo esto está, corrupción aparte, el dinero. Está el ataque de cuernos con los privilegios vascos, consolidados en parte a base de balazos. Y están las deudas de una mala gestión. Mala gestión financiera. Pero si sólo se quiere ver expolio, sólo se verá expolio. "Así es, si así os parece", decía uno.

España y Cataluña están muy endeudadas como Estado y comunidad autónoma. O sea, cada una está entrampada por su cuenta, aparte de ser España acreedora de Cataluña. Nadie suele hablar sobre esto cuando habla de independencia. Si en algo hay que darle buena parte de la razón a Marx -con permiso de los weberianos- es en que el dinero es la gallina y el huevo, y ya después vendrán los diversos plumajes culturales y nacionales. Cataluña, en particular, debe, como suele decirse, hasta de callarse, a España. También a bancos (BBVA, Caixabank, Bankia y Sabadell), que silban disimulando ante la demanda de que se definan sobre este derecho democrático y/o golpe de Estado que supone la independencia de Cataluña. De nuevo en esto, la pela es la pela: es tan importante como cobarde. Mas quiere utilizar la deuda catalana con el Estado como objeto de chantaje: "Si no negocias la independencia, te comes tú mi deuda, porque, total, nos estáis robando... quien deja de pagar a un ladrón...¿debajo de qué taponcito está la bolita, caballero?". Trile

Pero, ojo, eso de dejar de pagar las deudas está muy feo, de forma que el mundo exterior lo castigaría. No hablamos de una UE que, a hechos consumados, se bajará los pantalones. Hablamos del dinero de verdad, del invisible. Del que financia y mueve al mundo. O no lo financia y lo para. El honorable en su laberinto.

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