Puntadas con hilo

María José Guzmán

mjguzman@grupojoly.com

El plan misterioso del Estadio de la Cartuja

Suena a misterio pero probablemente es sólo fruto de una política de comunicación que, de entrada, se antoja cuestionable. El Estadio de la Cartuja lleva casi dos años ya sin actividad en su interior. El último evento, un concierto de Luis Miguel, se celebró en el coliseo estrenándose el verano de 2018 y se va a cumplir un año y medio desde que trascendió oficialmente que la mastodóntica instalación estaba clausurada por daños en la cubierta. Desperfectos que requerían de una reparación para garantizar la seguridad del recinto.

Desde entonces poco o casi nada se ha sabido. Cambios políticos y desfile de nuevos representantes en el consejo de administración de la entidad que gestiona este estadio cinco estrellas que muere de olvido se han convertido en el argumento ideal para ir retrasando una solución que, de seguro, es complicada, pero igual de necesaria en una ciudad que no puede permitirse el lujo de dejar caer por abandono un patrimonio de este calibre.

Ninguna administración debería permitir un nuevo tropiezo después de que la construcción del coloso supusiera a las arcas públicas un desembolso de 120 millones de euros, un elevado coste que nunca se ha podido o sabido rentabilizar. Ahora, cuando por fin la deuda está amortizada, urge un nuevo plan de uso que, parece irremediable, descarta el deportivo para centrarse en lo que puede dar mayores beneficios: conciertos y grandes eventos.

La Junta de Andalucía, que siempre ha ocupado la presidencia de la sociedad que gestiona este patrimonio, ha apuntado extraoficialmente que la solución sería encontrar un inversor privado que quisiera reflotar las instalaciones y aliviar a las administraciones públicas de lo que siempre ha sido un marrón olímpico. ¿Hay interés por parte de la iniciativa privada? Si lo hay no ha trascendido, como tampoco los planes que el Gobierno andaluz tiene para este recinto. Se presupone que los hay porque ya se han programado cuatro conciertos entre abril y septiembre. Restan cuatro escasos meses para poner a punto una instalación donde se amontona la suciedad y el paso del tiempo.

¿Cómo se puede hacer? Todo pasa por poner dinero encima de la mesa y la vía más rápida parece ser aceptar la indemnización de la aseguradora y arreglar los tramos de voladizo necesarios para poner en uso de nuevo el Estadio. ¿Es sólo un parcheo? Eso parece en vista a los plazos que se tienen que barajar.

En el consejo de administración, donde se sientan desde el Gobierno central, a Junta, el Ayuntamiento de Sevilla, la Diputación y otros miembros con minoría como los clubes del Betis y el Sevilla o el Ayuntamiento de Santiponce, todos coinciden en que el objetivo es relanzar la instalación ya. Y con garantías, se supone. Sería un palo que alguno de los conciertos ya anunciados se tuviera que suspender, sólo ayudaría a airear un poco más la vergonzosa situación de este recinto.

En el aire hay proyectos que podrán ejercer una seria competencia para el Estadio de la Cartuja que, sin duda, necesita un plan valiente, real y transparente.

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