Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Lo dicen a coro los presidentes autonómicos del PP, para rechazar el proyecto del Gobierno de reducir en 83.000 millones la deuda de las regiones: trampa. El presidente Moreno sostuvo el miércoles en Santander que no piensa “coger la manzana para mantener a Sánchez”. La propuesta es un pacto entre PSOE y ERC para la investidura de Illa como presidente catalán, pero Hacienda ha intentado que no se note. Andalucía sería la mayor deuda condonada, Valencia la más beneficiada por habitante y Canarias la que más ganaría en porcentaje. Empieza un curso tramposo; habrá autonómicas antes de junio y Moreno no olvida meter el dedo en el ojo al presidente o a la ministra de Hacienda, su rival electoral. En el Palacio de la Magdalena en siete minutos de declaraciones a los periodistas pronunció ocho veces la palabra Sánchez y siete el apellido Montero. Una mención cada 30 segundos.
Moreno repite que Andalucía lo que necesita es una nueva financiación, no una quita de la deuda. Y reclama para las cuatro regiones por debajo de la media de recursos por habitante ajustado un fondo provisional de compensación, que para Andalucía sería de 1.500 millones al año. El presidente andaluz reprocha a Sánchez y Montero que no hayan hecho una propuesta en siete años. Pero eso encierra otra trampa: el PP tenía mayoría absoluta cuando terminó la vigencia del sistema actual y en cuatro años Rajoy tampoco lo intentó.
Trampas hay a diario. Sánchez en la entrevista que le hizo Pepa Bueno en TVE afirmó que su Gobierno ha enviado a las comunidades autónomas 300.000 millones más de lo que hacía el anterior del PP. Y Moreno en Santander subrayó que el presupuesto andaluz de sanidad es un 50% mayor que con los socialistas. En ambos casos no es mérito de ellos, sino de los contribuyentes; se recaudan muchos más impuestos que hace siete años. Pero Murcia, Valencia, Andalucía y Castilla La Mancha siguen estando infrafinanciadas. Y la sanidad pública andaluza sigue en precario.
Sánchez exigió a Rajoy una moción de confianza y elecciones si no aprobaba presupuestos, pero no se lo aplica a sí mismo. Trampa. La tensión ayer en la apertura del año judicial tiene su origen en una trama tramposa. Ayuso mintió para blanquear presuntos delitos de su novio. Su jefe de gabinete falseó unos correos de la fiscalía. Y cuando esta aclara la verdad, el fiscal general acaba procesado por revelación de secretos. El jefe de la oposición se ausenta del acto institucional para acompañar a los blanqueadores. Trampas en cadena.
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