DICE Iriso que la austeridad en una cofradía pasa por pagarse de Bollullos (cada uno lo suyo) las copitas de los viernes en la casa de hermandad. Con pólvora del rey ya se sabe lo que pasa cuando toca colocar el brazo una y otra vez encima de la bandeja del adobo como el brazo de la grúa aquella de las atracciones de la Feria, que venga a intentarlo hasta trincar el reloj o el peluche con alopecia. Qué cierto es lo que afirma Iriso. Así es la única forma de afrontar la conservación de un patrimonio que -dicho sea con permiso de los hermanos de Santa Catalina- pertenece ya a toda la ciudad. Y que no le cuenten milongas a este hermano mayor del urbanismo morado o de las subvenciones-anestesia. Su única fórmula para trincar dinero, además de la política espartana, es la del sable. La de toda la vida.
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