La tribuna económica

Gumersindo / Ruiz

Las verdades del Euríbor

NUNCA pensó el Euríbor que iba a generar tanta expectativa y a despertar tantos temores. El tipo al que se prestan los bancos entre ellos es el dato sobre el que se renuevan periódicamente los tipos de las hipotecas a interés variable, y para un país donde el 70% del ahorro de las familias está invertido en vivienda, esto es fundamental. La insinuación del Presidente del Banco Central Europeo (BCE) de que en breve podría subirse el tipo al que presta el Banco, y que sirve como referencia, ha provocado una ola de especulaciones y ansiedades; por lo pronto, el euro se aprecia y se cambia a 1,40 dólares, y los tipo de interés de la deuda pública también se han elevado.

Hay cuatro cuestiones directamente relacionadas con el Euríbor que son verdades que no deberíamos desconocer. La primera, que la relación entre el Euríbor y el tipo del BCE no es inmediata. Actualmente el tipo del Banco es el 1% y el Euríbor pasa de 1,50% en enero a 1,70% en febrero y ahora 1,90%; esta diferencia no siempre es la misma y en la última década, quitando los años inestables de las crisis, se mueve entre cero y 0,75%. Esto nos dice que el Euríbor, que es el tipo que nos interesa porque las hipotecas y contratos están referenciados al mismo, puede ser más alto o más bajo aun sin subidas por parte del BCE.

En segundo lugar, el problema del crédito para la empresa es hoy más de disponibilidad que de precio del dinero, que en general no es el más significativo dentro de la estructura de costes de una empresa. En cuanto a las hipotecas, el precio de la vivienda ha sido demasiado alto y el del crédito demasiado bajo, y como ha podido comprobarse el tipo de interés no ha recogido el riesgo del crédito. Esto nos lleva a considerar el Euríbor desde otra perspectiva: para los préstamos futuros la cuestión no va a ser si es más alto o más bajo, sino que el diferencial que se aplique por las entidades financieras va a estar en el entorno del 4 o 5%.

Otro tema, y éste sería el tercer punto, es si está justificada la subida del tipo de referencia por parte del BCE. La inflación actual en las economías europeas tiene como causas el aumento de los precios de la energía, las materias primas, los alimentos básicos, y la elevación de impuestos. Si esto es así, poco sentido tiene combatir una inflación que no se debe a una presión de la demanda de consumo, elevando el tipo de interés. El problema de las materias primas y la energía hay que verlo desde otra perspectiva, y no debería hacer perder los nervios a los bancos centrales.

Por último, las subidas fuertes del Euríbor han respondido a recelos entre los bancos que no querían prestarse entre ellos. Si el BCE decidiera a pesar de todo subir el tipo de interés un 0,25%, debería cuidar que no se tensionara la liquidez en el mercado interbancario, de manera que el diferencial entre el Euríbor y el tipo del Banco se redujera, y la subida no afectara a las hipotecas y contratos sujetos a renovación. De esta manera el Banco podría hacer el gesto de que está dispuesto a cumplir con su papel de guardián ante la inflación, y evitar que el mayor coste de las hipotecas suponga una disminución de la ya de por sí débil demanda de consumo.

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