La humanidad ha recibido una enfermedad que se merece. Las personas dejaron de apreciar la salud, por lo que llegó una enfermedad que ayuda a entender que la salud necesita ser cuidada. Las personas dejaron de apreciar la naturaleza, por lo que llegó una enfermedad que no permite disfrutar de ella. Olvidamos cómo vivir en familia y la enfermedad nos encerró para enseñarnos a convivir estando juntos y unidos.

Dejamos de respetar a los ancianos, así que ha llegado una enfermedad para recordarnos lo heridos y cansados que están, y para ayudarnos a empezar a amarlos y respetarlos de nuevo. No nos detuvimos para apreciar a los médicos, limpiadores, policías y demás trabajadores que ahora vemos lo necesarios y imprescindibles que son para sobrevivir.

Dejamos de respetar a los maestros, y profesores y la enfermedad cerró las escuelas para que los padres entiendan lo que es la educación, el aprendizaje y el esfuerzo que implica la enseñanza. Pensábamos que podíamos comprar todo, estar en todas partes y hacer los que queríamos, y recibimos una enfermedad para entender lo que son los reencuentros y comunicaciones, ¡qué felicidad da caminar, hablar, abrazar y amar! Pensamos que éramos dueños de esta tierra, y la enfermedad ha demostrado que algo pequeño e invisible puede gobernar el mundo y ponernos de rodillas. ¡Superémosla y aprendamos!