Durante la pasada campaña electoral madrileña, los históricos socialistas Nicolás Redondo Terreros y Joaquín Leguina invitaron a Isabel Díaz Ayuso a visitar un centro de equinoterapia en la Venta de la Rubia, donde están realizando un proyecto con personas con discapacidad. Dicho acto se celebró y, ahora, el PSOE pretende expulsarlos del partido.

Lo mismo intentan decir a su militancia que estos dos “señores” son en parte los culpables de la debacle electoral socialista. Me sonó a cachondeo escuchar que esa indigente intelectual llamada Adriana Lastra era la encargada de llevar a cabo los mencionados expedientes de expulsión.

Que dos de los pocos socialistas decentes que ha parido el PSOE desde la Transición tengan enfrente a la iletrada de Lastra nos indica con claridad cómo ha sido la trayectoria de un partido cada vez más degradado.

Tras conocerse esta decisión del PSOE, reconozco que empiezo a echar de menos unas declaraciones de Felipe González al respecto, aunque lo mismo se mantiene calladito por temor a que también le expulsen. Para entender un poco en qué se ha convertido ese tremendo carajal llamado PSOE, acabo de oír unas declaraciones de José Bono en las que dice sin tapujos que muchos madrileños socialistas, los moderados según él, han votado a Ayuso por temor a un Gobierno de coalición entre el PSM e Iglesias. Indirectamente le echa la culpa a Sánchez por sus pactos para llegar al poder haciendo todo lo contrario de lo que dijo que haría en campaña.